Santa María de Leuca
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Apulia ha sido desde siempre un cruce de caminos de pueblos debido a su natural ubicación geográfica como puente entre oriente y occidente. Un carácter, éste, que salta en seguida a la vista del visitante que llega a Santa María de Leuca para admirar desde su promontorio al abrazo entre los dos mares: el Adriático y el Jonio.
Municipio de Castrignano del Capo, en la provincia de Lecce, Santa María de Leuca es la punta más al sur de Salento e impresiona por sus colores y el silencio profundo que rodea la iglesia a la que debe el nombre –en un primer momento santuario y hoy en día basílica- llamada también Santa María De finibus terrae (del fin del mundo), de acuerdo con una antigua creencia popular según la cual la situaba en el límite de la tierra.
Santa María de Leuca es el nombre que identifica la zona del promontorio sobre el que se erige la Basílica junto al famoso faro (de 48 metros de alto, a 102 sobre el nivel del mar), mientras que Marina de Leuca está situada más abajo y comprende la punta Mèliso, a los pies del promontorio y la Punta Ristola al oeste.
El silencio irreal que envuelve la Basílica, fortificada en el 1700 para defenderse de los ataques turcos y sarracenos, no debe llevarnos a engaño: Leuca es una poblada zona de vacaciones, con un puerto antiguo y un paseo marítimo muy bonito, lleno de adelfas y villas de estilo liberty a menudo mezcladas con un ecléctico estilo de inspiración morisca. Las villas del siglo XIX, si bien profundamente modificadas como consecuencia de los efectos de la Segunda Guerra Mundial -muchas de las estructuras y viviendas se adaptaron para acoger a los refugiados y se usaron los balaustres y las rejas decorativas para fabricar armas- son aún un gran elemento de atracción para los turistas y para éstos abren sus puertas durante el mes de mayo.
Pero visitar Leuca supone recorrer una larga historia, hecha de asentamientos rupestres, grutas, criptas, iglesias, castillos campos seculares de olivos y ensenadas escondidas junto a un mar azul como hay pocos.
De hecho desde el puerto de Leuca, pescadores y turistas parten hacia las grutas: de los Giganti (Gigantes), del Presepio (Pesebre), del Diavolo (Diablo) y del Drago (Dragón), que ya eran asentamientos neolíticos y que hoy son un gran aliciente para la industria turística local que ha aprendido a valorizar a través de estas excursiones en barca y submarinas. Entre ellas, la Gruta del Diavolo, que toma el nombre de las supersticiones populares según las cuales estaba habitada por demonios responsables de las lúgubres resonancias que se oían en la gruta; la Porcinara (la Pocilga), presenta tres espacios excavados y presenta incisiones murales dedicadas a Júpiter y nombres de personajes mitológicos, mientras que la Gruta del Pesebre debe su nombre a las formaciones de estalactitas que recuerdan las formas de la Natividad.
Desde hace algunos años Santa María de Leuca forma parte del Parque Costa Otranto - Santa María de Leuca y Bosque de Tricase, creado para preservar los preciosos bienes culturales y las importantes especies animales y vegetales de las costas de Apulia.
Leuca, a unos 70 km de Lecce, se encuentra en Salento y del Salento presenta sonidos, olores y colores. Los sonidos de la taranta, los olores del tomate fresco, del aceite y del orégano con los que se aliñan las típicas “friselle” y los colores de su cielo y de su mar que desde el promontorio se confunden para regalar al visitante una experiencia única, en “el fin del mundo”.