Viaje a la Barbagia
3 minutos
Si intentamos por un momento abandonar esta idea seremos capaces de descubrir una isla, la segunda más grande del Mediterráneo, después de Sicilia, que es mucho más, es una tierra que hay que descubrir a través de su día a día.
La Barbagia
Un territorio áspero que es el núcleo más salvaje de Cerdeña, un mundo donde los usos, costumbres y tradiciones, junto a una naturaleza generosa, caracterizan y distinguen la vida de sus gentes desde hace miles de años. La Barbagia surge entre Nuoro y la neonata provincia de Ogliastra el territorio, abrupto y salvaje y sus gentes, con un atractivo basado en lo antiguo, la hacen particularmente fascinante para todo aquel que quiere sumergirse en la modernidad de una cultura milenaria.
Esta zona de la isla, debe su nombre a los romanos que la llamaron Barbaria por considerarla inexpugnable. Difícil de conquistar pero al mismo tiempo hospitalaria, se presenta llena de maravillas por descubrir.
Hacia el este, el Supramonte Ogliastrino, un altiplano calcáreo dominado por el Monte Corrasi (1.463 m.) que se extiende por los territorios de Oliena, Orgosolo, Dorgali, Bunei y Urzulei, es sorprendente desde el punto de vista paisajístico. El territorio aparece surcado por profundos valles y barrancos, llamados codule, que llegan hasta el mar “agujereando” las paredes calcáreas del litoral: el resultado es un espectacular paisaje caracterizado por golas, acantilados y rocas.
Además de los espléndidos paisajes, hay que visitar las tradicionales casas rurales de piedra, las características “cortes” y los talleres artesanales, sobre todo en las localidades de Belví y Aritzo, famosos especialmente por los arcones con incisiones y los productos de carpintería en general; la peletería es el sector principal de Dorgali, mientras que Oliena es conocida por sus sastres; las cazuelas de mayor calidad y las sartenes de cobre provienen de la Barbagia de Seulo.
Vale la pena descubrir la Barbagia a través de sus numerosos senderos, el primero de ellos, el que va de Is Muralleddas a Texil, se caracteriza por los madroños y las encinas, los impresionantes castaños, cerezos y alcornoques. Se llega a Punta Crispisu, desde donde se divisa Tonara, Belví y Aritzo. A lo largo del camino hacia Funtana Cungiada se puede admirar la iglesia campestre de Santa María y disfrutar de una maravillosa vista que va del Golfo de Oristano y la Ogliastra hasta la cadena del Gennargentu.
Más complicados pero de gran espectacularidad son los caminos del Supramonte Ogliastrino. El que va de Sa Portisca a Cala Luna, cuenta con numerosos puntos donde disfrutar de vistas panorámicas del Golfo de Orosei y del Supramonte de Dorgali, Urzueli, Bunei y Orgosolo. A lo largo del camino se puede visitar el oasis de fauna del ciervo sardo y el complejo rural de Coile sa Portisca. No hay que perderse el poblado nurágico de Or Murales, con 50 construcciones circulares de piedra que se remontan a la Edad de Bronce, el Cañón de Codula de Luna y la espléndida playa de Cala Luna.
Yendo hacia Garroppu se camina entre imponentes picachos de roca, admirando los relieves kártsicos de la Codula di Orbisi, visitando las tumbas de los Gigantes de Sa Carchera y el poblado nurágico de Orruinas. El punto final es la Gola de Gorroppu, un cañón de 400 metros de alto que encierra la Pischina Urtaddala, un pequeño lago en el que confluyen aguas subterráneas.
Para concluir merece la pena aventurarse por el Sendero San Giorgio a lo largo del cual encontraremos la Tumba de los Gigantes de S’Arena y el poblado nurágico de Perdeballa.
Lo que no hay que perderse
La cultura tradicional de Barbagia se manifiesta también en las fiestas y en las ferias populares como Otoño en Barbagia, que tiene lugar cada año desde septiembre hasta diciembre contando con numerosos pueblos de la zona que organizan eventos y espectáculos en las características cortes, en lo talleres artesanales y en las bodegas.
En Mamoiada, durante el carnaval, se desarrollan los típicos desfiles de los mamuthones, mientras que en el mes de octubre, en Aritzo, destaca la Feria de las Castañas, con exposiciones, conciertos, desfiles y folklore.
Llena de sabor y de dulzura es la gastronomía local, con quesos, embutidos, carnes, dulces y vnos típicos como el famoso Cannonau o el renombrado Filu’e ferru, la típica grappa sarda.