Isquia, la isla del bienestar con jardines termales y fuentes naturales
«Mens sana in corpore sano» decían los romanos, quizás pensando precisamente en Isquia y en sus termas. Las propiedades termales de la isla ya se conocían en los antiguos tiempos del Imperio romano y, probablemente, el agua y el barro ya se utilizaban para producir cremas y cosméticos. Isquia ofrece diferentes opciones para quienes necesiten cuidados o tratamientos específicos o, simplemente, para quienes hayan hecho del bienestar su filosofía de vida.
Por lo tanto, este itinerario presenta coloridos jardines termales, fuentes naturales y la magia de las fumarolas.
Desde el muelle Beverello de Nápoles, a bordo de un transbordador o de un hidrodeslizador, en menos de una hora se llega a Isquia, una isla que desde el mar se revela como un bloque de roca y vegetación mediterránea y que contiene un microcosmos de entornos con un carácter para nada homogéneo. El clima es templado durante todo el año, la naturaleza es exuberante y salvaje, el mar es cristalino, las playas son de ensueño y los centros urbanos son pintorescos. Y si a todo esto se añaden las aguas termales, verdadero patrimonio natural de la isla, resulta evidente por qué Isquia está en primer lugar en las clasificaciones de los destinos preferidos por los turistas de todo el mundo.