Santuario de Montevergine
Cada año se convierte en un destino de peregrinación para más de un millón de personas que vienen aquí para honrar a la Virgen de Montevergine, comúnmente conocida como «Mamma Schiavona», «la que no excluye a nadie». Cada 2 de febrero se celebra el rito de la candelaria. El recorrido devocional, llamado «miglio sacro» parte de Mercogliano. El santuario, fruto de las restauraciones del siglo XX, forma parte de un amplio complejo religioso que incluye varios edificios del siglo XVII. La iglesia antigua, a la que se accede a través de los arcos a los lados del presbiterio, ha sido reconstruida en formas barrocas en un edificio gótico anterior del que quedan pocas huellas.
Bonito
¿Qué diría Salvatore Ferragamo al ver en lo que se ha convertido su pueblo natal? Tal vez estaría muy complacido. Bonito, como un pueblo fantasma, revive a través de las pinceladas y las salpicaduras de color de artistas callejeros de fama internacional (Millo, Bosoletti, Alex Senna, Nemo's, Milu Correch, Carlos Atoche, por nombrar algunos). Desde 2011, el Colectivo BOCA, una asociación cultural comprometida con la promoción de intervenciones que mejoren los contextos urbanos y rurales, ha hecho del arte público algo contemporáneo. Así, paseando por Bonito, podemos admirar murales que embellecen las calles y los edificios, dan vida a la atmósfera, y nos hablan de Ferragamo y su eclecticismo. Como Blind, de Millo, que se inspiró en el famoso modelo de sandalia arcoíris creado por Ferragamo para Judy Garland, la protagonista de El mago de Oz, que cantaba «Over the rainbow». Además, Nodo, de Milu Correch, rinde homenaje a Salvatore Ferragamo a través de la figura femenina y la artesanía, con la imagen de una mujer dedicada a crear un nudo con un colgajo de tela.
Zungoli
A lo largo de un tramo del Regio Tratturo Pescasseroli-Candela, punto de referencia para el senderismo y las excursiones a caballo, Zungoli, pueblo que cuenta con la Bandera Naranja del Touring Club Italiano, está situado en una colina y vigilado por tres montañas: el Molara, el Monticelli y el Toppo dell'Anno. Su antiguo núcleo urbano ha conservado su aspecto original y está atravesado por un laberinto de callejuelas empedradas que bordean la cresta de la colina. No puedes irte sin visitar el castillo normando, que conserva tres de las cuatro torres y una rampa de acceso con el escudo municipal de piedra de pórfido. Además, encontramos el convento de San Francisco y la iglesia de la Incoronata. Debajo de las callejuelas del centro se encuentran cuevas de toba comunicantes, de época bizantina, hoy utilizadas para la maduración del «caciocavallo podolico», el rey de la gastronomía local.
Calitri
Calitri: un grupo de casas de colores que parecen posar para ser fotografiadas y que se curvan siguiendo los accidentes del terreno. Borgo Castello, la parte más antigua del pueblo donde se encuentran las ruinas de la antigua fortaleza, invita a contemplar desde lo alto el panorama de la Alta Irpinia. El centro histórico también nos desvela antiguas cuevas, antaño utilizadas como establos o talleres, abandonadas tras el terremoto y ahora recuperadas como lugares de hospedaje o maduración de quesos. También es la ciudad de la cerámica, actividad sobre la cual se cuentan historias y curiosidades en el Museo della Ceramica. Por último, cada verano acoge el festival musical Sponz Fest, concebido y dirigido por Vinicio Capossela, cantautor originario de estas tierras (el padre es oriundo de Calitri). A lo largo de la carretera que conduce a la abadía del Goleto puedes detenerte en el lago de Conza, oasis de WWF, en el yacimiento arqueológico de Conza, testimonio de las antiguas civilizaciones que habitaron estas tierras, y en Lioni, otro pueblo animado por el arte urbano.
Abadía del Goleto
Para llegar hasta aquí atravesaremos colinas, relieves boscosos y paisajes agrícolas. La abadía es sin duda un motivo de fascinación en este territorio. Envuelta en silencio, es lo que queda de una antigua ciudadela monástica fortificada, construida toda en piedra, golpeada varias veces por los terremotos. La gran iglesia está reducida a ruinas, pero todavía resulta imponente en su noble estilo tardobarroco, fruto del diseño de Domenico Antonio Vaccaro entre 1735 y 1745. Por otra parte, hay dos pequeñas iglesias superpuestas: la iglesia superior, de 1255, llamada capilla de San Lucas porque albergaba las reliquias del santo, y la iglesia inferior, de 1250, de estilo románico de Apulia. La torre Febronia se remonta al año 1152 y está marcada por relieves y epígrafes romanos. Desde aquí se puede visitar Nusco, balcón de Irpinia.