Quartieri Spagnoli
Sin lugar a dudas, los Quartieri Spagnoli son la esencia de Nápoles. Es entre estos estrechos y largos callejones donde se respira la autenticidad napolitana. Los ciclomotores que pasan sin cesar y que logran esquivar a los peatones, los edificios destartalados y los «bassi», las minúsculas casas en las plantas bajas con acceso directo a la calle. Los cordeles con ropa extendidos de un edificio a otro, los puestos de fruta y de pescado, las pancartas que recitan aforismos en dialecto napolitano o dedicatorias de amor.
A todo este colorido se ha añadido el de las pinturas murales, las plantillas y los grafitis. Están los de Roxy in the Box, con iconos pop como Frida Khalo, Rita Levi Montalcini, Amy Winehouse, Andy Warhol, Basquiat y Marina Abramović. Y luego están las 250 obras de tono futurista de Cyop&Kaf, que hace poco más de diez años puso en marcha el proyecto Quore Spinato, las cuales hacen de los Quartieri Spagnoli un museo al aire libre y transmiten al mundo la imagen de una Nápoles enérgica y estimulante. Pero el mural más conocido y visitado de los Quartieri Spagnoli es el de Maradona, en Via Emanuele De Deo. Era el año 1990, el Nápoles ganaba el «scudetto» y Mario Filardi, un artista de 23 años criado en la zona, en dos noches y tres días pinta en la fachada de un edificio al campeón argentino. A lo largo de los años, la obra ha sido restaurada y hoy es presa de los turistas. Justo al lado del Pibe de Oro, el argentino Francisco Bosoletti pintó a Isis, replicando la «Pudicizia», una obra escultórica de Antonio Corradini que se conserva en la capilla Sansevero. Para verla «en positivo» es necesario activar una cámara y aplicar un filtro negativo.
Además, en los mismos días en que Geolier pisaba el escenario de Sanremo 2024, el artista Salvatore Iodice firmó un mural dedicado al rapero napolitano en la plaza ahora conocida por todos como 'Largo Maradona'.
Saliendo un poco del tablero de ajedrez de las callejuelas de los Quartieri, en el mercado de Pignasecca, encontrarás el retrato de Mattia Fagnoni, un niño de siete años afectado por la enfermedad de Sandhoff, un raro síndrome degenerativo. La obra fue un encargo de la Associazione Mattia Fagnoni Onlus, estuvo patrocinada por el Ayuntamiento de Nápoles y fue realizada por David Vecchiato.
Centro histórico
Desde los Quartieri Spagnoli se llega al maravilloso complejo monumental de Santa Chiara, con la austera iglesia gótica, el museo de la Opera, con vestigios romanos y obras en mármol, y el claustro del siglo XIV, reconstruido en el siglo XVIII y ricamente decorado en sus pasillos con mayólicas y frescos que cuentan la historia de la orden franciscana. Un poco más allá, es obligatoria la visita a la capilla Sansevero, un cofre con magníficas obras escultóricas, incluido el maravilloso e impresionante «Cristo velado», realizado en 1753 por Giuseppe Sanmartino.
Entre Spaccanapoli, Via dei Tribunali y San Gregorio Armeno podrás encontrar las 40 obras del proyecto L\'Arte sa nuotare (El arte sabe nadar) de Blub: personajes submarinos muy conocidos, desde Jesús hasta Totó, desde la joven de la perla hasta Amy Winehouse. Un homenaje a los que consiguen mantenerse a flote en un mar de dificultades.
En Piazza Gerolomini puedes ver la única obra confirmada en Italia de Banksy: «La Madonna con la pistola», protegida por un plexiglás. La Virgen tiene, en lugar de la aureola, una pistola, como queriendo representar el fuerte pero contradictorio vínculo que la camorra posee con la fe. En Vico dei Zuroli puedes ver el rostro tatuado de Sophia Loren, de artista desconocido. Después de la visita a la catedral, puedes caminar hasta Forcella, otro barrio histórico y animado de Nápoles. Al llegar a la entrada del barrio te fascinará la gigantografía de san Genaro firmada por Jorit, un artista prolífico en la ciudad napolitana. Sus obras (Pier Paolo Pasolini, Ilaria Cucchi, Maradona y muchos otros retratos) están dispersas por todo Nápoles: en Arenella, en el Centro Direzionale, en Scampia, en San Giovanni a Teduccio y en el Rione Don Guanella.
Rione Sanità
El Rione Sanità es un barrio que, detrás y debajo de su fachada popular y su atmósfera bulliciosa, esconde tesoros de valor incalculable: las catacumbas de San Gennaro y San Gaudioso, sacadas a la luz por los jóvenes de la cooperativa La Paranza, el cementerio de Fontanelle y el culto a las almas «pezzentelle» (mendigas o vagabundas), los lugares sagrados como la basílica de Santa Maria della Sanità y la de San Severo fuori le Mura, el palacio del Spagnolo y el palacio Sanfelice.
Hasta hace unos veinte años, la Sanità era un gueto, aislado del resto de Nápoles por el puente del mismo nombre, construido a principios del siglo XIX por José Bonaparte y Joaquín Murat para facilitar el acceso al palacio real de Capodimonte.
En 2004, el padre Antonio Loffredo, párroco de la basílica de Santa Maria della Sanità, involucró a los habitantes del barrio y creó cooperativas y asociaciones, transformando gradualmente la zona en un vivero cultural y social. Llegaron las grandes firmas del arte callejero, como Antonio Cotecchia, en via Mario Pagano, un homenaje al hecho de ser napolitano, con los rostros de Eduardo De Filippo y Massimo Troisi como guardianes de la tradición y la cultura local, representadas por muchos iconos de la ciudad, o Alex Senna, con sus personajes en blanco y negro. Y también Tono Cruz con las obras Luce en piazza Sanità (que reproduce los rostros de los niños del barrio dentro de un haz de luz de ojo de buey, un faro de esperanza y cambio futuro) y la que retrata a Totò y Peppino en La banda degli onesti en vico Arena della Sanità. El argentino Francisco Bosoletti puso manos y pinceles a la obra en la pared de la basílica de Santa Maria della Sanità, en la que destaca la obra ResisTiAmo, una historia de amor y resiliencia de dos jóvenes del barrio. Por su parte, el filipino Jerico Cabrera pintó el ascensor del Ponte della Sanità con el mural Teneme ca te tengo, que representa a dos jóvenes que se abrazan fuertemente.
Por último, en la pared que flanquea la fachada de la basílica de San Severo, encontramos el colorido Totem della Perseverancia de Matu, un himno a la música (las formas y los colores representan una composición sinfónica) y a la perseverancia de los jóvenes del barrio. Precisamente aquí tiene su sede la orquesta juvenil Sanitansamble, un proyecto educativo y musical que ofrece a los más pequeños un futuro lejos de la calle.