Morano Cálabro

Bandera Naranja del Touring Club Italiano

Uno de los centros históricos más intactos y fascinantes de Calabria es, sin duda, el de Morano Cálabro, de implantación tardomedieval y con casas adosadas unas a otras repartidas por las laderas de una colina, con el Pollino y otras dos cumbres al fondo, en una especie de pueblo-pesebre muy evocador.

El pueblo fue sin duda «statio» romana en la vía entre Capua y Regio de Calabria, mientras que el escudo de armas de la ciudad, con la cabeza de un moro, sugiere la presencia de los sarracenos entre los siglos X y XI, período al que se remonta la primera fortaleza de la colina, que posteriormente pasó a ser un verdadero castillo en la época medieval, si bien hoy solo quedan algunas ruinas escenográficas recientemente restauradas.

Recorriendo las calles, callejones y escalinatas del centro histórico, se encuentran la iglesia arciprestal de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo (siglo XI), con el cuarteto de mármol de Pietro Bernini y el mobiliario de madera de la escuela de ebanistería de Morano Cálabro, la iglesia de San Nicolás (siglo XV), con su imponente hipogeo, el Museo de Historia de la Agricultura y el Pastoreo (Musap), la iglesia de la Magdalena en la plaza principal que lleva el mismo nombre del pueblo, con el políptico de Bartolomeo Vivarini y la «Virgen de los Ángeles» (1505) de Antonello Gagini, y varios palacios señoriales.

En el mes de mayo, cada año, el pueblo se detiene durante tres días, alrededor del 20, cuando tiene lugar la fiesta patronal de San Bernardino, con motivo de la Fiesta de la Bandera, una conmemoración histórica de la legendaria batalla de 1096, que marca el nacimiento de la identidad de Morano Cálabro, el sentido de pertenencia común, el orgullo de pertenecer a una misma comunidad.

Entre los productos locales, destacamos las pastas hechas a mano, como los «cavateddri», los «rascateddri» y las «lagane», los embutidos de cerdo, los quesos, incluido el Moretto del Pollino, y una curiosa producción de «Loricanda», según se ha rebautizado a una rara especie autóctona de lavanda «loricata».