Ruta enológica en Calabria

Los amantes del sabor y la naturaleza no pueden dejar de pasar por Verbicaro, dentro del parque nacional del Pollino. El pueblo se caracteriza tanto por sus excelentes productos lácteos como por ser parte de la DOC Terre di Cosenza. Aquí, entre los principales protagonistas con notas más intensas, encontramos tanto el «greco bianco» como el «magliocco», un tinto derivado de una cepa autóctona redescubierta en los últimos años. Siguiendo el viaje hacia la costa y atravesando las impresionantes vistas del parque nacional de la Sila, se llega a Cirò Marina, antigua colonia griega donde se alzaba el majestuoso templo dedicado a Baco. Solo aquí podía comenzar la historia del Cirò DOC, la primera denominación de origen controlada de la región. Este vino, marcado por el inconfundible sabor del «gaglioppo», príncipe de las variedades autóctonas calabresas, cuenta con toda la calidez de este territorio, que se puede apreciar tanto en su versión en tinto como en rosado.

Al llegar al extremo del golfo de Squillace, nos espera la fortaleza aragonesa del siglo XV, considerada una verdadera joya del mar Jónico. A través de viñedos con vides sin soporte o «alberello», extendidos hacia el mar, llegamos a la costa del Tirreno. Aquí se producen los vinos típicos de la DOC Savuto, un vino afrutado, mineral, con ligeras notas balsámicas. Y sin duda merece una visita Tropea, un clásico pueblo de postal en un acantilado sobre el mar, con playas cristalinas y los deliciosos platos de su cocina típica.
Una amplia tradición vinícola marca también la costa jónica, a lo largo de la cadena de las Sierras. Encontramos aquí el Bivongi DOC, una mezcla de «gaglioppo», «greco nero», «nocera» y «castiglione», variedades menos conocidas, pero igualmente pertenecientes a la tradición local.

Siguiendo la ruta de los lugares del vino de Calabria, se llega a la Costa Viola. Aquí, en la punta de la bota, se practica una viticultura casi heroica, encaramada en las laderas salvajes del parque nacional del Aspromonte. La elevada altitud de las terrazas asomadas al mar y los estrechos pasos obligan a los agricultores a realizar un duro trabajo manual. Desde la poda hasta la vendimia, cada fase del cultivo se realiza estrictamente a mano, entre escaleras empinadas y muros de piedra. No obstante, los bajos rendimientos, además de la laboriosa mano de obra, se ven recompensados por un producto de excelencia: los vinos tintos, blancos y rosados con un sorprendente aroma de Costa Viola IGT.

Un viaje que no puede terminar si no es con la dulzura del «passito dello Stretto». Un vino único obtenido de la pasificación de los racimos de «moscato d'Alessandria» y «greco bianco», uno de los muchos tesoros de este territorio. Disfrutarlo junto al mar es como sumergirse en el corazón de esta tierra: una alegría para el paladar, con toques de miel y albaricoque, que nos cuenta la historia de esta parte de nuestra espléndida Italia y su milenaria estratificación de culturas, bien testimoniadas en el Museo Arqueológico de Reggio Calabria. Se trata de uno de los más prestigiosos de Italia, donde, además de los Bronces de Riace, se puede admirar un patrimonio histórico y arqueológico de extraordinario interés.

Un itinerario fascinante entre la historia y los sabores identitarios de Calabria, una tierra dinámica que hay que explorar pasando por las bodegas del Movimento Turismo del Vino.

Para visitas y recorridos por las bodegas, ve a www.movimentoturismovinolive.it