Resumen
Construido alrededor de 1054 por los normandos con fines defensivos, el castillo aragonés se convirtió en la residencia de los condes de Acquaviva y luego se transformó, mediante algunas modificaciones, en una agradable residencia señorial. Las antiguas murallas megalíticas, que datan de los siglos VI-IV a. C., todavía son visibles en la base de la torre Maestra, el único ejemplar de torre normanda que aún subsiste.
La planta trapezoidal se caracteriza por cuatro torres en los distintos ángulos: la torre Maestra o torre normanda, de unos 25 metros de altura, compuesta por sillares de piedra caliza regulares e iniciada en el siglo XI por el primer conde de Conversano, Goffredo Altavilla el Normando, otra torre similar a la anterior, de dimensiones más reducidas, con elegantes ventanas góticas y un mirador adornado con arcos, la torre cilíndrica, que se convirtió en símbolo de Conversano, en sustitución de una de las cuatro torres cuadrangulares del castillo, y la torre poligonal construida por Andrea Matteo Acquaviva, hijo de Giulio Antonio. Esta última tiene una particular forma de zapato, con paredes ligeramente inclinadas para amortiguar los disparos de la artillería, un almenado en la parte superior adecuado para las bocas de los cañones y ranuras estrechas a los lados para la colocación de las municiones. Frente a la torre poligonal, encontramos el puente levadizo original.
En el exterior, la fachada está adornada con ventanas y balcones que datan del siglo XIX. En el interior, el castillo alberga la Pinacoteca Municipal, con los lienzos del siglo XVII del ciclo «La Jerusalén liberada» de Finoglio, la Pinacoteca Francesco Netti, una exposición de trajes históricos titulada «Bodas en el castillo», un espacio para exposiciones temporales y una sala de congresos. El acceso para personas discapacitadas se realiza por la Piazza Conciliazione.
