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Islas

7 maravillosos archipiélagos de Italia para regenerarse

Un puñado de islas adornan, como joyas, los mares de la península, encerrando un abanico de colores, perfumes, historia y tradiciones.

6 minutos

Como un collar de perlas preciosas, rodean toda la península, con sus aguas de colores sorprendentes, playas de ensueño, sol y tradiciones vivas en las que sumirse. Las pequeñas islas italianas son el destino perfecto para quienes buscan paz y tranquilidad y la belleza más pura donde desconectar.

Archipiélago Toscano, la presencia de testimonios del pasado

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Siete islas entre historia y naturaleza constituyen el Parque Nacional del Archipiélago Toscano, dominado por Elba, la mayor de las islas, donde, además de la vida marina, hay mucho más a qué dedicarse: sus animadas localidades acogen varios sitios históricos y arqueológicos y de obligada visita, entre los que destacan, la Fortaleza de Portoferraio, los Museos Napoleónicos, el Castillo de Volterraio, el Santuario de la Virgen del Monserrat con la imagen de la Virgen Negra. Pero también excursiones a pie o en bicicleta por toda la zona y, sobre todo, disfrutar de la animada vida nocturna local. Merece la pena visitar la hermosa isla de Giglio, con sus callejones encaramados, su característico puerto y las ruinas de Giglio Castello. Mucho más salvajes, sin embargo, las demás islas - Capraia, Montecristo, Pianosa, Giannutri, Gorgona- donde la naturaleza es la protagonista absoluta tanto por tierra como por mar.

Islas Pontinas, a la playa con glamour

Chiaia di Luna, Ponza

La mejor manera de visitar las islas Pontinas o Poncianas es, sin duda, por mar, para adentrarse entre arcos naturales, farallones, rocas y calas que las convierten en un verdadero espectáculo de la naturaleza, deslizándose sobre aguas cristalinas como en pocos otros lugares se pueden admirar, con magníficos fondos marinos para snorkel y buceo. Ponza, la más grande de las islas, permite disfrutar también de veladas glamurosas en los típicos locales con vistas al puerto rojo y en las características callejuelas que la cruzan entre sus pintorescas casas multicolores, así como en la playa del Frontone, célebre por sus aperitivos. Vive una maravillosa experiencia y prepárate para sumergirte en la atmósfera salvaje de Ventotene, con sus pocas casas que enmarcan el puerto y las huellas de la dominación romana, o reflejarse en las aguas cristalinas de Palmarola, con sus casas excavadas en la roca, después de un paseo por la naturaleza para visitar la antigua penitenciaría en la isla de Santo Stefano, o entre los senderos de Zannone, que pertenece al Parque Nacional del Circeo.

Archipiélago Campano, entre cultura y parques termales

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Tres islas que destacan por encanto y vivacidad, donde se respira alegría y bienestar. En Isquia, la más grande del golfo de Nápoles, cada lugar merece una visita, facilitada por una buena red de conexiones de transporte público: sobre todo, el casco antiguo de Isquia Ponte con el Castillo Aragonés y el burgo joya de Sant'Angelo. No te pierdas ocasiones únicas de relax en los centros y parques termales con sus aguas curativas que caracterizan esta isla-balneario. Capri es la isla glamurosa, lugar de recreo con el habitual aperitivo en la Piazzetta, la puesta de sol sobre las rocas de los Farallones y la subida al pueblo de Anacapri, en la cima de la colina, con sus bonitos jardines llenos de flores y donde la villa del emperador Tiberio ofrece una vista impresionante sobre el Golfo de Nápoles y la Costa Amalfitana, tan imperdible como el espectáculo natural de la Gruta Azul. Encanto y romanticismo son los elementos que caracterizan la isla de Procida. Un laberinto de estrechas callejuelas entre las características casas multicolor que definen el perfil de la isla y preservan su fuerte identidad marítima. Por su objetivo de un desarrollo sostenible, basado en aspectos sociales, paisajísticos y tecnológicos, Procida ha sido designada como Capital Italiana de la Cultura para 2022.

Islas Tremiti, el triunfo de la naturaleza

Islas Tremiti, el triunfo de la naturaleza

Una experiencia a medio camino entre el mar y la montaña para una inmersión total y exclusiva en la naturaleza. Esta es la experiencia que ofrece sobre todo la isla principal, San Domino, donde cada impresionante bahía rocosa - la única playa de arena está cerca del puerto- se puede alcanzar tras recorrer tramos entre la naturaleza salvaje y descender por rocas y caminos de tierra, antes de sumergirse en las verdes aguas del mar. La isla de San Nicola, encaramada sobre una meseta rocosa con acantilados verticales que dan directamente al mar, alberga en su cima la abadía benedictina de Santa María a Mare, que sin duda merece una visita. El archipiélago, que forma parte del Parque Nacional del Gargano, ofrece vacaciones sostenibles, ensalzadas por la imperdible experiencia de escuchar, por tierra o por mar, el canto nocturno de las Diomedeidae, aves marinas locales que, según la leyenda, son los compañeros del héroe mitológico Diomedes, fundador de las islas, que aún lloran su muerte.

Islas Eolias, a bordo de un velero entre volcanes

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Hay dos posibilidades de experimentar toda la belleza del archipiélago, declarado Patrimonio de la Humanidad de la Unesco, y ambas son imperdibles: navegando y explorando el interior, para descubrir el encanto de los paisajes terrestres y marinos. Siete islas de origen volcánico forman este archipiélago. La isla más grande es Lípari, con sus numerosos restos arqueológicos que merecen una visita, e iluminada por las frecuentes erupciones del volcán Stromboli, en permanente actividad, que por la noche ofrece un espectáculo increíble sobre todo si se contempla desde la mar por la ladera de la Sciara del Fuoco, donde el flujo de lava se sumerge poderosamente bajo las aguas del mar. Y luego están los bosques de Salina, célebre también por sus riquísimos granizados, los entornos salvajes de las pequeñas islas de Alicudi y Filicudi, y los lodos sulfurosos terapéuticos de la isla de Vulcano en los que sumergirse para salir regenerados incluso en el cuerpo. La vida nocturna se concentra en Panarea, la pequeña isla que vive sobre todo de noche.

Islas Égades (Egadi) entre cuevas y calas

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Tres pequeñas joyas naturalistas de sol y mar, con Favignana, la más grande, llamada "la mariposa" por su forma tan similar. Aquí, la luz, el mar y la tierra se funden para crear un abanico de colores increíbles que sorprenden y encantan, como en la Cala Azul o en la Grotta Perciata. Este es su punto fuerte, al igual que el de las dos islas más pequeñas: Marettimo, con sus numerosas cuevas costeras que solo se pueden admirar por mar y el minúsculo pueblo de pescadores, y la más pequeña Levanzo, con sus casas blancas, donde las cuevas se esconden en la vegetación del interior y a las que se puede llegar a través de una inusual experiencia de senderismo con vistas al mar: merece la pena ver la Cueva de Genovés, con sus preciosos grafitos y grabados de la época prehistórica. Las islas Égades son un destino que no te puedes perder, el lugar ideal para revitalizar cuerpo y mente, incluso con la buena comida.

Archipiélago de La Magdalena, naturaleza y diversión

Isola di Budelli, Parco Nazionale de La Maddalena

Es el triunfo del mar y de la vegetación mediterránea lo que caracteriza a este archipiélago, que también constituye el Parque Nacional homónimo, donde el olor a salitre se mezcla con los aromas de las hierbas silvestres que crecen espontáneas como el típico mirto cuyo licor al final de la cena es una tradición indiscutida. La Magdalena, la isla más grande, cuenta con un hermoso centro habitado con grandes plazas y locales típicos donde disfrutar de día y de noche. Un sugestivo puente la une a la isla de Caprera, isla inmersa enteramente en la naturaleza, con sus playas encantadoras a las que se puede llegar por senderos de trekking, un mar espectacular y su célebre Centro Velico, una de las escuelas de vela italianas más antiguas y entre las más prestigiosas del mundo, para quienes deseen aprender el arte de la navegación; tampoco no puede faltar la visita a la casa museo de Giuseppe Garibaldi. También es imprescindible visitar las otras islas del archipiélago, con sus calas y playas paradisíacas como la Playa Rosa de Budelli, que se puede admirar desde un barco, y la playa blanca de la isla Santa María, así como darse un chapuzón en las aguas de color esmeralda de la isla de Spargi.

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