El milagro de la playa rosa de Budelli, Cerdeña
Única en el mundo por el encanto de su arena, la playa rosa de la isla de Budelli, junto con las de Razzoli, Santa Maria y la cercana Spargi, pertenece a la zona más virgen y salvaje del Parque Nacional del archipiélago de la Maddalena, cerca de las Bocas de Bonifacio, en el extremo norte de Cerdeña.
La perla entre las perlas
Ubicada precisamente en la cala di Roto, que se encuentra en la ladera sureste de la isla de Budelli, la playa presenta un tono rosado único en el mundo. Para protegerla, las autoridades del parque han decidido prohibir el desembarco de turistas en la arena. Sin embargo, a su alrededor se extiende un archipiélago repleto de islotes, pequeñas calas, ensenadas, playas (estas sí son transitables) y fondos marinos por descubrir, poblados de peces y colonias de gorgonias, corales que regalan los típicos reflejos rojos a las aguas cristalinas.
Un patrimonio que proteger
La isla, en manos privadas desde el siglo pasado, arrebatada por el Estado al multimillonario neozelandés que la había comprado en una subasta en 2013 por casi 3 millones de euros, pasó a ser patrimonio público en 2016, cuando fue asignada al cuidado del Parque Nacional del Archipiélago de la Maddalena, que situó la playa en la Zona A, es decir, sujeta a una protección integral que prohíbe a los turistas acceder, transitar, estacionar y bañarse.
Así que pisar la playa rosada es ahora un placer prohibido, si bien es posible navegar hasta el límite de las boyas, que cierran la bahía a unos 70 metros de la orilla. Tras haber desalojado recientemente al popular guardián de más de ochenta años, que con sus fotos en las redes sociales compartía las maravillas de Budelli con el mundo entero, el Consejo del Parque ha decidido instalar, en colaboración con WWF, un servicio de cámaras de vigilancia que permiten el control constante de la playa.
Alquimia color de rosa
Protegida de los vientos por un escarpado promontorio rocoso y a un alto seto de enebros, la playa debe su particular colorido a una frágil y poderosa alquimia que mezcla en su fina arena fragmentos de coral, granito, conchas y caparazones de moluscos.
El insólito matiz rosado viene dado en particular por un microorganismo que vive en el interior de las conchas, en medio de las praderas de posidonia que decoran el fondo marino. Cuando este microorganismo muere, las conchas son arrastradas a la costa y pulverizadas por las corrientes y los agentes atmosféricos.
En el siglo pasado, los anclajes frecuentes y el movimiento irregular del mar pusieron en peligro la extensión de la posidonia y modificaron la composición de la arena. Desde que se introdujeron las normas de protección integral de la playa, su arenal ha recuperado por fin su color coralino original.
Un mito inmortalizado por el cine
“Había una niña que vivía en una isla”: así comienza el largo monólogo de Monica Vitti, la legendaria protagonista de Desierto Rojo, la primera película rodada en color por Michelangelo Antonioni. En la película de 1964, la inolvidable voz de Vitti evoca un sueño lleno de encanto, que el director de Ferrara decidió ambientar en la playa rosada de Budelli.
A un paso del encanto
Aunque, con el fin de preservar su integridad, las autoridades han prohibido el acceso a la costa, su panorama único puede apreciarse incluso desde la distancia, gracias a los numerosos servicios de embarcaciones que salen de Palau o La Maddalena y ofrecen recorridos por el Archipiélago.
Podemos limitarnos a admirar su belleza desde el mar, a unos 70 metros de la orilla, pero la Autoridad del Parque también ha habilitado un camino de pasarelas de madera alrededor del perímetro de la orilla arenosa para dar a los turistas la oportunidad de admirar el paraíso natural de la playa de Budelli desde cerca, sin pisarlo ni alterarlo. Una vez anclados los barcos o las balsas, desde las cercanas playas del Cavaliere y de cala di Roto, que ofrecen vistas igualmente espectaculares, podemos caminar acompañado por los guías del parque por el sendero que bordea la zona.