De Arzachena a la Costa Esmeralda, entre el lujo y la mundanidad
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En el noreste de Cerdeña encontramos la ciudad de Gallura, alrededor de la cual se originó la Costa Esmeralda: se trata de Arzachena, un destino turístico de élite, único en su clase.
Empezando por su vasto territorio, recorremos una larga franja de costa, bañada por un mar encantador y poblada por numerosos yacimientos arqueológicos, testimonio de un importante pasado histórico.
En el corazón de Arzachena: la roca de “El hongo”
El símbolo de la ciudad de Gallura es una roca con una característica forma de paraguas que descansa sobre una conformación redondeada de granito: “El hongo” o, como aquí se conoce, Monti Incappiddhatu.
Comienza tu visita a Arzachena aquí, no solo por su silueta original moldeada por el viento, sino también por las vistas espectaculares desde su cima. Antes de volver a la costa, merece la pena visitar el centro histórico y llegar, desde plaza Garibaldi, al monumental Palacio Municipal y a la iglesia de Santa María de las Nieves del siglo XVIII.
El principio de la costa del glamour: Baja Cerdeña
Entre los principales centros turísticos de la zona se encuentra la Baja Cerdeña, que abre sus puertas a la Cerdeña del glamour, poblada por hoteles de lujo y villas de ensueño rodeadas de vegetación. Corazón palpitante del turismo, tiene por protagonistas sus finísimas arenas y un mar cristalino en cada una de sus ensenadas, desde Cala Battistoni hasta Cala Granu. Entre sus muchas atracciones, destaca un famoso parque acuático.
La reina de la Costa Esmeralda: Porto Cervo
Reino veraniego de la alta sociedad internacional y capital de la Costa Esmeralda, Porto Cervo es el destino número uno de las vacaciones de lujo desde los años 60, cuando el príncipe ismaelita Karim Aga Khan IV, fascinado por la belleza del trecho de costa, decidió comprar los terrenos de este rincón de la Gallura y convertirlos en un paraíso turístico de élite, arrebatando así el cetro a la Costa Azul.
El corazón del pueblo es su histórica plazuela, llena de restaurantes, clubes y gente VIP; de aquí parten las callejuelas salpicadas de salas de exposiciones y tiendas de moda. Pero Porto Cervo es también la Marina: el puerto antiguo, donde atracan los grandes barcos de recreo, y el nuevo puerto deportivo, abarrotado de yates y embarcaciones de recreo amarrados en los muelles... ¡y de turistas que los fotografían!
No puedes marcharte del pueblo sin subir a la pequeña iglesia de Stella Maris, diseñada por el arquitecto Michele Busiri Vici. Desde aquí disfrutarás de unas impresionantes vistas panorámicas y podrás ver a qué animal se asemeja la forma de la ensenada natural en torno a la cual se construyó Porto Cervo.
Las perlas de la Costa Esmeralda
Entre las maravillas de la Costa Esmeralda encontramos Poltu Quatu, un precioso fiordo enclavado entre granito rosado y amplias extensiones de matorral mediterráneo, y Liscia di Vacca, uno de los pueblos más antiguos de la costa. Haz una parada en la playa de la desembocadura del río Liscia, donde en primavera la arena de las dunas se vuelve rosa debido a la floración de la armadura de mar. Pero, sobre todo, organiza una excursión al archipiélago de La Magdalena y a la zona protegida de la isla de Tavolara.
Otras dos paradas obligatorias son Porto Rotondo, otro templo de la mundanidad, y Tempio Pausania, conocido por su fabricación de corcho. Tampoco debes perderte San Pantaleo, enclavado entre los tafones, promontorios de granito formados con la erosión del viento. Hay que ir un jueves por la mañana, cuando la plazuela está animada gracias al mercado más interesante de toda la costa (pero solo del 1 de mayo al 15 de octubre).
Si te queda un poco de tiempo y energía que dedicar al deporte, debes saber que aquí puedes hacer cualquier cosa que te apetezca: de la equitación a la observación de aves, del senderismo al golf, del tenis a las excursiones en bote, de la vela al windsurf, gracias a la omnipresencia del viento.
Por último, las compras: la producción artesanal local es muy rica, desde alfombras hasta cerámica y joyas de filigrana.