Panarea, la más pequeña de las islas Eolias
Panarea es la más pequeña y baja de las 7 islas Eolias, pero también la más antigua, desde el punto de vista geológico.
Con sus rocas e islotes, forma una especie de "archipiélago dentro de un archipiélago" en el tramo de mar entre Lipari y Stromboli. Paraíso intacto a la luz del sol siciliano, al atardecer se convierte en la reina de la vida nocturna y el epicentro de la vida social eoliana.
Un destino exclusivo con un corazón antiguo
Descubierta en los años 60 por una gran comunidad de artistas e intelectuales en busca de un edén perdido y un set escogido por películas legendarias, con el paso de las décadas la isla se ha convertido en un destino popular para el turismo y la jet set internacional, atraídos por sus playas negras, sus baños de barro termal, sus casas encaladas con vistas al mar, entre manchas de buganvilla, alcaparras y chumberas.
En la pequeña ciudad de San Pietro, salón de la vida nocturna veraniega del archipiélago, entre clubes y discotecas donde se puede bailar hasta el amanecer, entre boutiques y restaurantes, también se puede visitar una pequeña sucursal del Museo Arqueológico de Lípari: en él se conservan objetos que atestiguan la historia antigua de la isla, desde el Neolítico hasta la Edad de Bronce, casi todos procedentes del poblado prehistórico de Capo Milazzese.
Las fumarolas, el aliento del antiguo volcán
Las huellas de la antigua actividad volcánica aún pueden encontrarse en los vapores de una serie de fumarolas, que emanan de las grietas entre las rocas de la playa de Calcara y del mar, donde el gas que escapa del fondo marino forma columnas de burbujas visibles en la superficie. En San Pietro, también brota una fuente termal a una temperatura que alcanza los 50° y es utilizada por los habitantes de la isla con fines terapéuticos.
Una única franja de hormigón cruza la isla: aquí el uso de coches está prohibido, pero se pueden alquilar scooters, bicicletas y monopatines para desplazarse. Está todo tan cerca que se puede llegar a las otras dos aldeas de la isla, Drautto y Ditella, directamente a pie o, si se está cansado o cargado, a bordo de los taxis eólicos, los encantadores carritos diseñados para transportar personas y equipaje.
Hermosas playas por conquistar
La mayor parte de la costa de Panarea está formada por altos y escarpados acantilados, desde los que es difícil acceder al mar. Aquí las playas son escasas y no tan cerca unas de otras; sin embargo, se encuentran entre las más bellas de todo el archipiélago.
De todas ellas, solo un par son accesibles por tierra: La Cala Junco, a lo largo de la costa sur de la isla, es una encantadora piscina natural de aguas cristalinas color turquesa, protegida por altos acantilados. Es famosa también por su poblado prehistórico de Punta Milazzese, situado detrás de ella, formado por los restos de 23 cabañas ovaladas.
Por el mismo camino, también se encuentra la Cala degli Zimmari, en una bahía respaldada por un acantilado y matorrales mediterráneos. Es la única playa de arena de toda la isla, conocida por su característico color rojo que, en contraste, confiere al mar que la baña un tono azul cobalto único.
Excursiones marítimas y románticas tradiciones
En Panarea, el deporte más popular es alquilar un barco y adentrarse en el mar, para descubrir las numerosas y poco visitadas calas, islotes y paisajes marinos.
Si llegas a Panarea en pareja, hay un destino obligado: a tan solo 3 kilómetros de la costa este se encuentra el islote de Lisca Bianca.
Antiguamente explotada como cantera de alumbre, alberga entre sus barrancos la famosa Cueva de los Enamorados: según la leyenda, los amantes que se besen bajo su bóveda rocosa permanecerán unidos de por vida.