Resumen
En un acantilado con vistas al mar desde el que se puede contemplar la costa que se extiende hasta Rodi Garganico, en el punto más septentrional de la región, se encuentra Peschici, de fundación eslava, como sugiere la etimología del nombre original, Pesclizzo, de los términos «persek» y «cist», arena pura. La leyenda cuenta que el comandante de un grupo de eslavos fue enviado por los monjes de las islas Tremiti para que fundara su abadía en tierra firme. Probablemente sucedió lo contrario y fueron los habitantes de Peschici quienes donaron su iglesia y el castillo a la poderosa abadía de la isla a cambio de la protección contra los piratas sarracenos. Lo cierto es que aquí se respira un aire de antigüedad y mediterraneidad, de atmósferas recogidas y domésticas al mismo tiempo, entre las casas en forma de cubo coronadas por cúpulas blancas de sabor oriental, los arcos y las antiguas iglesias del centro histórico. En el extremo del acantilado se alza el castillo, de mediados del siglo XIII, mientras que en el centro histórico, no muy lejos, se encuentra la iglesia de Sant'Elia Profeta, que alberga la estatua de madera policromada de la Madonna di Calena, procedente de la abadía del mismo nombre. De esta quedan las ruinas abandonadas detrás del pequeño puerto, desde donde parten los transbordadores hacia las Tremiti. Las playas de Peschici son unas de las más galardonadas con la bandera azul en la zona del Gargano. Una de las más grandes es la bahía de Peschici, destino ideal para las familias, aunque también para los surfistas, ya que está expuesta a los vientos. Más apartada y sugerente es la de Jalillo, sombreada por la tarde. Hasta Rodi Garganico se extienden las largas playas de Calenella, Cento Scalini (o de las Tufare) y la famosa San Menaio, equipada con diferentes servicios. Diferente a todas ellas es la playa del Sospetto, de guijarros y paredes rocosas.
