Leverano

Leverano se encuentra en el interior jónico-salentino, rodeado de extensiones de viñedos y olivares. El corazón del pueblo se caracteriza por sus estrechas calles pavimentadas con antiguos adoquines, que conducen a sus elegantes iglesias y al símbolo de la historia de la zona. Entre las casitas del pueblo se alza la Torre de Federico II, de 28 metros de altura, construida a instancias del emperador suabo para proteger la costa de los ataques piratas. La torre estuvo abandonada durante mucho tiempo, pero a mediados del siglo XIX, gracias a los esfuerzos de algunos eruditos de Salento, fue renovada y restaurada a su antigua gloria.