Cuevas de Castellana

Espectaculares estalactitas y estalagmitas y otras formaciones calcáreas componen un escenario de rara sugestión en las cuevas de Castellana. En 1938, cuando el espeleólogo de Lodi Franco Anelli descubrió este abismo, creía que no tenía fin. De hecho, la cavidad de la Grave, a la que se llega por una larga escalera (se sube en ascensor) al final de la cual se encuentra el grupo de piedra de los Cíclopes, tiene 60 metros de profundidad. Dentro de las cuevas, se puede elegir entre dos rutas: una corta de aproximadamente un km (50 minutos) y otra de 3 km, que lleva unas dos horas. La ruta incluye la Cueva Negra (Nera), las Cuevas de los Monumentos (Monumenti) y del Búho (Civetta), las Cuevas del Precipicio (Precipizio) y del Altar (Altare). A través del largo corredor del Desierto, se descubren otras formaciones como el Duomo de Milán con la Madonnina y la Torre de Pisa, hasta alcanzar el sumun del asombro al final: la Cueva Blanca (Grotta Bianca) es un entorno alabastrino de increíble brillantez. El Museo Espeleológico dedicado a Anelli y el Observatorio Astronómico de Sirio organizan visitas guiadas a 1,5 km de las Cuevas de Castellana.