Trastévere
El tour gastronómico romano comienza en el bohemio barrio del Trastévere. Si has llegado a Roma en tren, te será muy fácil llegar desde la Estación Termini: toma el autobús de la línea H y, después de 5 paradas, bájate en Sonnino-San Gallicano para encontrarte en el corazón del barrio, en la Piazza Sant 'Egidio. Encantador de día y mágico de noche, el Trastévere es el alma genuina de la ciudad, lleno de trattorias típicas y de restaurantes, donde saborear la auténtica cocina tradicional.
Así pues, comienza con la carbonara, que en este barrio puedes probar en todos sus formatos y variantes, pero todas fieles a la receta original. El tipo de pasta ideal son siempre los espaguetis, rigurosamente condimentados con huevos frescos, pecorino romano y guanciale (carrillera de cerdo).
Una vez terminado este primer plato, disfruta de un agradable paseo para bajar la comida. Por ejemplo, puedes salir de la Piazza Trilussa y cruzar el Ponte Sisto para dirigirte al otro lado del Tíber, a unos pocos pasos del mercado de Campo de’ Fiori y de la Piazza Navona.
Testaccio
Con la línea 716 del autobús, del Trastévere llegas en 6 minutos al Testaccio: salida de Emporio (inmediatamente después del Puente Sublicio) y llegada a Matteucci/Bove. Estás en uno de los barrios más auténticos de la capital italiana, un barrio histórico que encierra la esencia del alma popular romana.
Aquí podrás disfrutar de otro manjar de la cocina local en alguna de las muchas trattorias de la zona: los tonnarelli cacio e pepe preparados como manda la tradición. A menudo, aderezados directamente en la mesa, los tonnarelli se condimentan con solo dos ingredientes: queso pecorino y algunos granos de pimienta, que juntos dan vida a uno de los platos más auténticos de Roma.
Quarticciolo
Es el momento de dirigirse al Quarticciolo, situado en la periferia oriental de la capital. Más concretamente, nos hallamos en el Quartiere Alessandrino, situado entre Via Prenestina y Via Casilina.
Esta antigua barriada está salpicada de trattorias especialmente famosas por la codorniz, un segundo plato típico de la antigua gastronomía romana. Este manjar se cocina en un horno de leña y se sirve con setas o guisantes. Y no puedes irte sin probar los bucatini all'amatriciana: queso pecorino fresco, guanciale y salsa de tomate para un sabor inconfundible.
Garbatella
Si, por el contrario, estás buscando un «ambiente de pueblo» dentro de la Ciudad Eterna, no puedes dejar de visitar el barrio de la Garbatella. Desde la estación de Termini en metro (línea B dirección Laurentina) solo tardas 10 minutos.
Entre sus históricas manzanas de edificios y numerosas calles, podrás saciar el hambre en alguna de las abundantes tabernas rústicas y trattorias familiares. Aquí podrás degustar las puntarelle, una variedad de achicoria cortada en tiras finas y servida, según la tradición romana, con aceite, vinagre, pimienta y anchoas, o las alcachofas a la judía, sumergidas en agua y limón y, luego, fritas en aceite hirviendo.
Rione Monti
Continúa el tour de los sabores dirigiéndote hacia los Foros Imperiales para descubrir una de las zonas más antiguas de Roma: el Rione Monti. Este barrio de callejuelas estrechas y pintorescas conserva un ambiente muy especial.
Haz una parada en alguna de sus muchas osterie y tabernas para saborear el abbacchio alla scottadito, una especialidad local consistente en unas suculentas chuletas de cordero hechas a la brasa. Acompaña la carne con una deliciosa alcachofa a la romana, típica de la tradición campesina, consistente en la alcachofa rellena de perejil, ajo y ajedrea con un sabor único.
Coliseo
Tu periplo por la cocina romana solo puede terminar a la sombra del símbolo de la Ciudad Eterna. Te encuentras en el Coliseo, en el barrio de Monti. Después de una visita obligada al monumental anfiteatro, dirígete a alguno de los numerosos restaurantes de la zona.
Aquí, podrás disfrutar de un plato de rigatoni a la gricia, a base de queso pecorino y guanciale como primer plato. Y, para el segundo plato, disfruta de una buena pajata, elaborada con asaduras de ternera: ¡un plato que no puede ser más romano!