Resumen
El complejo religioso de Santa Maria La Nova, situado en el centro histórico de Nola, ha sido reconstruido gracias a la información contenida en la lámina de 1651 del Archivo Histórico Diocesano.
Sor Francesca Sussolana, que pertenecía a una familia noble de la ciudad, ordenó su construcción en 1521 según la regla de Santa Clara. A lo largo de los siglos, el monasterio ha sufrido numerosas modificaciones, tanto en el siglo XVI como en el XVII, para finalizar, en 1828, con una reestructuración y una transformación completa. Presentaba una estructura cuadrangular y tres plantas, con un claustro interior, fenestrado y rodeado por un pasillo. Las cubiertas se caracterizaban por tejados a dos aguas y techos de madera subyacentes. El claustro también contenía una pila en el centro y dependencias de servicio como aljibes, gallinero y granero. Además, había una Torre Belvedere con una puerta para carruajes y un jardín cerrado por altos muros. Al norte se encontraba, además, el muro de la Clausura que rodeaba otro jardín. En el extremo noroeste de via Ambrogio Leone se encontraba el Hospicio de las Monjas, con un pequeño jardín interior. El primer refectorio estaba en la planta baja y el segundo en el primer piso, junto con las cocinas equipadas con hornos y fogones. Los distintos ambientes se articulaban en dos pasillos que se abrían a ventanas y balcones. El dormitorio estaba en el segundo piso, con dieciséis celdas y una sala de recreo. La fachada principal, que da a Via Senatore Cocozza, está marcada por la linealidad de las superficies y la sucesión rítmica de ventanas y molduras. Por último, en Via Principessa Margherita, se encuentra la iglesia con la capilla de la Presentación de la Santísima Virgen María.
Desde 1995, el edificio se utiliza como museo histórico-arqueológico de Nola y su territorio.
