El símbolo del transcurrir del tiempo
¿QUÉ TIENE QUE VER CORIGLIANO?
Otranto, una encantadora localidad del Salento con vistas al mar Adriático, es un cofre lleno de tesoros incalculables, como las maravillosas, pequeñas y escenográficas plazas, el castillo aragonés y las iglesias que albergan obras de gran valor.
Entre los monumentos con más valor destaca la Torre dell'Orologio, recientemente restaurada para devolverle su antiguo esplendor. Situada en el centro de la Piazza del Popolo, es un monumento muy querido por los vecinos que, bajo su sombra, viven el día a día. Aunque muchos creen que la torre fue construida alrededor de 1799, las inscripciones latinas de sus paredes muestran que data de 1644 y que, con el tiempo, ha sufrido varias modificaciones, la última de las cuales data de alrededor de 1770.
Desde Piazza del Popolo se puede llegar fácilmente al castillo aragonés, una imponente construcción surgida de la estratificación de los diversos sistemas defensivos que, desde la antigüedad y a través de adiciones y reconstrucciones normandas, suabas y aragonesas, siempre han protegido la ciudad. Y es que este municipio, quizás más que ninguno de toda Italia, siempre ha sido una cabeza de puente hacia Oriente.
Encerrada entre las murallas del centro histórico, la imponente catedral de Santa Maria Annunziata es el edificio que más encarna el alma de la ciudad. Construida sobre un templo paleocristiano, fue refundada en 1068 por el obispo normando Guglielmo.
En su interior contiene una de las obras de arte más representativas de la cultura de Apulia durante la Edad Media: el gran pavimento de mosaicos realizado por un grupo de artistas dirigidos por el monje basilio Pantaleón. Escenas del Antiguo Testamento, ciclos caballerescos, bestiarios medievales y pasajes del «Romance de Alejandro» se disponen a lo largo del desarrollo del Árbol de la Vida, y recorren la experiencia humana desde el pecado original hasta la salvación.
Otro testimonio de la preciosa estratificación cultural de Apulia es la pequeña iglesia de San Pietro. Construida en un punto elevado del centro histórico, fue probablemente la primera catedral de la ciudad. Construida en el siglo IX, es la más elevada y viva expresión del arte bizantino en Apulia.
La sencilla estructura de cruz griega, coronada por una cúpula, está enriquecida en su interior con interesantes frescos que recorren la historia del edificio.