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Pueblos
Itinerario de 4 etapas

El encanto medieval de los castillos, pueblos y ciudades amuralladas en las Colinas Euganeas

Tipología
car route
Duración
2 días
Número de etapas
4
Dificultad
Fácil

Si os alojáis en las termas de Abano y Montegrotto, es imprescindible que deis una vuelta por las localidades medievales cercanas. Un total de 50 km de itinerario, a completar en dos días, visitando dos ciudades cada vez, lo que deja tiempo suficiente para hacer paradas, degustaciones de productos típicos y las visitas en profundidad que consideréis necesarias.

Día 1

Arquà Petrarca

Arquà Petrarca

Llegando en coche, a Arquà Petrarca; enclavada en las Colinas Euganeas, es un pequeño pueblo capaz de cautivaros de inmediato con su encanto atemporal. Su nombre quizá se deba a que se sitúa en las laderas de dos colinas, es decir, Arquata montium ("anillo de montes").

Subiendo a pie desde el aparcamiento, os encontraréis en la Piazza Roma, con el cementerio de la Iglesia de S. Maria Assunta, en cuyo centro se encuentra el monumento funerario de Francesco Petrarca, en mármol rojo de Verona.

Caminad por Via Roma, pasando por talleres y otros edificios de los siglos XIII y XIV, hasta llegar a Villa Alessi, antiguo palacio obispal, que ahora acoge eventos y conciertos. En la plaza de San Marcos encontraréis el Oratorio de la Santísima Trinidad (que ya existía en 1181), donde Petrarca solía ir a rezar. Pasada la plaza y el león veneciano que la domina desde lo alto, llegaréis a la casa que habitó Petrarca de 1370 a 1374. El edificio puede visitarse y alberga una exposición permanente sobre el autor. Desde su ventana admiraréis la impresionante vista de las Colinas Euganeas, de donde probablemente no querréis marcharos nunca.

Monselice

Monselice

La plaza Mazzini de Monselice alberga la mayoría de los monumentos más importantes: la Torre Cívica, el Castillo Cini, el Palacio del Monte de Piedad con su “Loggetta” (sala de reuniones) y el conjunto monumental de San Paolo, sede del Museo de la Ciudad.

Es una parada imprescindible para quienes deseen conocer la historia de Monselice a lo largo de los siglos y las transformaciones que ha sufrido desde la época romana hasta el siglo XX. 

Entre las calles del centro, además de tiendas, vinotecas y bares donde detenerse a descansar o tomar un aperitivo, podréis descubrir otras bellas obras arquitectónicas, pero la ruta más atractiva desde todos los puntos de vista es la de las "Siete Iglesias". Llevar un buen ritmo y calzado cómodo es todo lo que necesitáis: la ruta, de hecho, es en pendiente. 

El Santuario Jubilar de las Siete Iglesias es una pequeña peregrinación por las laderas de la colina Colle della Rocca, que serpentea desde la Pieve di Santa Giustina, la antigua catedral, hasta el Oratorio di San Giorgio y Villa Duodo.

El torreón Mastio Federiciano, más conocido como Rocca di Monselice, se encuentra en la cima de la misma colina y es el símbolo de la ciudad. La estructura, hecha de bloques de traquita, fue erigida en 1239 como herramienta defensiva por el emperador Federico II de Suabia y es el emblema de la fuerte identidad medieval de la ciudad.

Día 2

Este

Este

Un kilómetro de murallas defensivas y majestuosas torres con las colinas de fondo os dan la bienvenida a la ciudad de Este

Las murallas de la ciudad se erigieron en el siglo XII durante el gobierno de la familia Este, resultaron dañadas y parcialmente destruidas tras los enfrentamientos entre güelfos y gibelinos, y finalmente fueron reconstruidas y ampliadas por los Carraresi en el siglo XIV.
En su interior se sitúan los jardines públicos, ricos en árboles y plantas centenarias, donde podéis descansar en un banco o pasear disfrutando de las vistas que tenéis ante vosotros.

Para manteneros dentro del ambiente medieval, podéis visitar la cercana iglesia románica de San Martino, el edificio religioso más antiguo de la ciudad, presumiblemente de origen longobardo o carolingio. Al observar la estructura, pronto os daréis cuenta de su campanario "inclinado": tiene unos 23 metros de altura y está visiblemente torcido, pero su inclinación nunca ha comprometido la estabilidad del monumento.
Las vistas no son solo medievales: la Piazza Maggiore está rodeada de elegantes palacios históricos; en las inmediaciones del castillo, el Museo Nacional Atestino alberga un gran número de objetos romanos y prerromanos; y también hay extraordinarias villas venecianas, como Vigna Contarena, Villa Kunkler y Villa Benvenuti.

También merece la pena visitar la basílica de Santa Maria delle Grazie, que alberga un icono bizantino considerado milagroso, y la catedral de Santa Tecla, que guarda los restos mortales de Beatriz de Este y el retablo de Santa Tecla por Tiepolo.

Montagnana

Montagnana

Dos kilómetros de murallas aún intactas, 24 torres, dos accesos monumentales al corazón de la ciudad: la grandeza de Montagnana es realmente impresionante. 

La primera construcción data del siglo XI; en el siglo XIII, el asedio de Ezzelino Da Romano provocó la quema de la mayor parte de los elementos de madera de la fortificación, por lo que él mismo mandó construir el Castillo de San Zeno con fines militares. 

Las obras del recinto fueron completadas por los Carraresi en 1362, con la construcción de la Rocca degli Alberi (Fortaleza de los árboles), de más de treinta metros de altura.

El castillo de San Zeno (1242) representa, junto con la Rocca degli Alberi, una de las dos entradas de la fortificación. El castillo alberga el Museo Cívico "Antonio Giacomelli".

Tras atravesar las murallas de la ciudad, se llega a la plaza, el corazón palpitante de Montagnana, en la que la Catedral de Santa Maria Assunta domina solemnemente con su reloj único de la fachada. La catedral se construyó en el siglo XV sobre los restos de una iglesia parroquial románica anterior, del siglo XII. Su posición es asimétrica con respecto a la plaza, lo que hace que la característica perspectiva del conjunto sea única. 

En el centro de la plaza se alza la estatua de Víctor Manuel y alrededor hay palacios de estilo veneciano del siglo XVIII. 

Una visita al centro de Montagnana, entre elegantes pórticos, edificios históricos y vistas de postal, podéis hacerla en medio día, incluyendo quizás una parada para degustar el orgullo del lugar: el jamón véneto Berico Euganeo.

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