Fertilia

Pequeño pueblo de dos mil habitantes, Fertilia fue la última «ciudad del duce» en la isla. Pensada por el régimen fascista como la «ciudad ideal», «alter ego» de la catalana Alguer, fue construida, después de Mussolinia (más tarde Arborea) y Carbonia, para «italianizar» a la antigua comunidad guardiana de la lengua y la cultura catalanas.

Actualmente un pueblo entre el mar y una laguna en el noroeste de Cerdeña, Fertilia conserva, en su territorio y en su nombre, la memoria de acontecimientos singulares.

En la década de 1930, una década de recuperación de tierras y migraciones, fue testigo de la labor del organismo de colonización ferrarés (más tarde sardo) que, mediante políticas de memoria y traslado, superposición de culturas y transformaciones del territorio, pretendía hacer de la nueva ciudad el centro neurálgico del territorio, como alternativa a Alguer, a la que ahora pertenece.

De hecho, Fertilia siempre ha estado vinculada a una economía puramente agrícola y marítima y, solo en los últimos años, se ha convertido en la «puerta turística» de Cerdeña gracias al aeropuerto, situado a cinco kilómetros del pueblo.