Ravello, una terraza en la Costa Amalfitana
Encaramado en una colina a más de 350 metros sobre el nivel del mar, el municipio de Ravello es uno de los 16 pueblos que forman la Costa Amalfitana, todos en la provincia de Salerno.
Desde este magnífico balcón natural se ofrece un panorama único, en una posición ideal para admirar desde arriba una de las costas más bellas del mundo.
El aire es salubre y denso con los aromas del maquis mediterráneo, las antiguas villas abrazadas por jardines florecidos atestiguan el amor de los espíritus nobles por el lugar. ¿Preparado para un itinerario que te va a enamorar?
Una antigua residencia de ensueño
Villa Rufolo tiene vistas a la Piazza Vescovado, el corazón de Ravello. Fue mandado construir en la época medieval por la familia cuyo nombre lleva la residencia, como signo de lujo y poder. Entre caídas y resurrecciones a lo largo de los siglos, la villa ha recuperado hoy en día todo su esplendor original, ya ensalzado por personalidades como Boccaccio, que le dedicó unos versos, y Wagner. Tanta belleza te embrujará a ti también, empezando por el edificio que es un cruce de estilos: árabe, siciliano y normando. Tras pasar la torre de entrada no debes dejar de subir a la cima de la Torre Maggiore, ya que desde allí podrás tener una vista completa de todo el Golfo de Salerno. Entra después en los salones, pero luego tómate un tiempo para admirar el maravilloso jardín distribuido en varios niveles. Cipreses y tilos te acompañan al claustro morisco, el color de las flores te acaricia el alma y te envuelve en una atmósfera romántica: adelfas, hortensias, pequeñas flores del ángel (filadelfos), entre arbustos de fragante romero y espinos. En julio, la villa acoge una serie de eventos musicales del Festival de Ravello.
En la terraza del infinito
En Ravello la llaman la Terraza del Infinito, el mirador de Villa Cimbrone: un elegante balcón decorado con bustos de mármol del siglo XVIII. Estás mirando a la costa, perdido en el azul del cielo y el mar, interrumpido únicamente por el amarillo de los limoneros.
La villa es un exclusivo hotel de 5 estrellas, pero los jardines están abiertos al público. Respira el aroma de las glicinias, recorre los senderos adornados con estatuas y templos, haz una pausa en la Rosaleda y tómate un descanso en el Salón de Té, con un cenador de estilo morisco decorado con columnas y esculturas romanas. El nombre de Villa Cimbrone también está vinculado a Greta Garbo, que vino aquí en la primavera de 1938 para vivir su breve relación amorosa con el director de orquesta Leopold Stokowski lejos de los focos. Busca la placa que conmemora la estancia en la villa de la divina actriz.
Experiencias en el pueblo
Partimos de la Piazza del Vescovado, el centro del casco histórico de Ravello, un núcleo de calles estrechas y casas de colores aferradas a la roca y rodeadas de vegetación. Aquí se encuentra la Basílica de Santa María Assunta y San Pantaleone, con su portal de bronce, decorado con 80 azulejos figurativos y la suntuosa capilla dedicada a la patrona de la ciudad. Es interesante visitar los talleres de cerámica, para comprar bellos objetos pero también charlar con los artesanos: ellos podrán contarte muchas cosas sobre sus habilidades manuales, una rica tradición transmitida de generación en generación. Si el tema te intriga, puedes visitar el Museo del Coral, un pequeño y colorido mundo creado por el coleccionista Giorgio Filocamo.
Con el traje de baño siempre en la bolsa
Aunque se encuentra en un terreno elevado, Ravello también tiene su propia salida al mar. Aquí, en la Costa Amalfitana, la prenda que hay que llevar siempre es el traje de baño, porque allá donde vayas te encontrarás con bahías encantadoras y calas secretas.
La playa de Ravello se encuentra en la aldea de Castiglione, adonde se puede llegar tanto por mar como por tierra usando la carretera nacional y bajando unos doscientos escalones.
Desde abajo se ven los palacios nobiliarios de Castiglione, al otro lado la silueta del pueblo de Atrani con su iglesia en el centro. Todo el resto es mar cristalino y roca, que proyecta su sombra sobre la bahía por la tarde. Por lo tanto, te recomendamos una visita desde las primeras horas de la mañana si buscas el sol.