Val d'Ayas

Atravesado por el arroyo Evançon, Val d'Ayas comienza pasado Verrès con una entrada estrecha e inaccesible y se abre en amplias llanuras verdes hasta las laderas de la cadena del monte Rosa, con picos que superan los cuatro mil metros (el Breithorn, el Pólux y el Cástor). En las altitudes más elevadas no hay tierra ni vegetación, solo montones de piedras con bordes afilados y glaciares, que han permitido la formación de numerosos y espectaculares lagos, como los de Palasina y el lago Blu. Val d'Ayas, además de reservarnos bellezas naturales, conserva también testimonios históricos dignos de mención: en época medieval fue la primera vía de conexión y de comercio con el territorio de los helvecios, por lo que la arquitectura, la cultura y las tradiciones «walser» siguen muy vivas en los pueblos que salpican el valle: desde Antagnod hasta Ayas, pasando por Champoluc y sus aldeas.