Valle de Aosta, sabores a gran altura
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¿Ha llegado a este paraíso terrenal? Póngase cómodo y estudie la tarjeta de los quesos locales, con ante todo la fondue, reina de los productos del Valle de Aosta. La reconoce por su sabor dulce y de color amarillo pajizo, más claro en las formas producidas durante el invierno cuando las vacas son alimentadas con heno, pero más intenso en la producción de verano.
Siguen exquisiteces como el queso semi-cocido: toma de Gressoney, salignon, reblec, brossa, seras y los quesos de cabra, cada uno presenta una historia que cuenta algo: que las escuche y las pruebe todos.
Luego pase a los clásicos como las costillas a la manera “valdostana”, la polenta concia y la “soupe valpellineintze” (sopa de Valpelline); excelente también es la carne de animales silvestres, las gamuzas estofadas “in civet”, las truchas, la “carbonade”, un estofado de ternera, la fondue, plato único en base de queso fundido en una olla especial, para ser consumido aún caliente.
Deguste varios embutidos, como el Vallée d’Aoste jambon de Bosses, jamón con una maduración especial, los Boudin con un gusto refinado, la Saouseusse, carne picada sazonada, el Lard d’Arnad, mullido lardo, el Teuteun, pecho de bovino salado, la Motzetta, aromática carne seca.
El microclima alpino refleja la alegría de las manzanas, que, por aquí, desarrollan sabores intensos. Saboree la Red y la Gold delicious, la Jonagold y la Renetta: crudos o cocidos, dulces y versátiles, base de smoothies, mermeladas dulces o saladas y para acompañar otros platos apreciados.
Por último, pero no menos importante, están los postres y los vinos. Como plato principal, deguste tegole y torcettini – galletas típicas de la región – y el blanc manger a la valdostana con el uso de nata; para los segundos platos, lugar de honor para todos, hay vinos blancos: Muller-Thurgau y Pinot nero y los tintos: Pinot nero, Gamay, Torrette, Nus Rouge.
¿Comido demasiado? Aquí hay un trago de Genepì, digestivo a base de hierbas alpinas y artemisias.
Senderos relevantes con café del Valle de Aosta
Se propone un itinerario entre Chatillon, Fenìs, Aosta y Courmayeur, hacia el Monte Blanco y sus paisajes llenos de bosques, pueblos y rocas.
Chatillon es el paraíso de la miel, para degustar en sus numerosas variedades, de la acacia al castaño, de la melaza de bosque a las flores silvestres de montaña, del rododendro al diente de león y al tilo. No se pierda el pan a la crema agria y la miel.
En Fenìs, a 10 kilómetros de distancia, le espera el capriolo a la valdostana, la típica fondue, la pasta pappardelle con salsa de conejo, ricas sopas con verduras de temporada.
En unos otros 6 kilómetros se alcanza Aosta, capital de la región, donde puede disfrutar, entre otros platos, de la pèilà, en base de harina de centeno y de trigo, la sopa de castañas y la sopa de Valpelline, con pan negro, fondue y col rizada.
Mientras se sube hacia Courmayeur, se quedan extasiados debido a la vista de los viñedos que escalan hacia 1000 metros de altitud, produciendo el célebre Blanc de Morgex et de La Salle.
El aire limpio y el agua incontaminada de Courmayeur, a 1224 metros de altura, regalan el sabor profundo también a embutidos, carnes, quesos, además de vinos de altura. Éso se percibe al gustar la fondue, el Fromadzo (queso vacuno de pasta semidura que se remonta a una larga tradición) o el Lard d’Arnad, famoso lardo local.
Desde estos lados, la cumbre del Monte Blanco está a 9 kilómetros en línea recta. Para calentarse, hay que probar el café del Valle de Aosta que se prepara en un recipiente bajo de madera, redondo, con cuatro, seis u ocho boquillas alrededor de la abertura central, que se tiene que rellenar con café caliente con una ralladura de limón y una generosa cantidad de grapa. Y mientras el líquido se va calentando con el fuego, añade una buena dosis de azúcar.
Platos típicos
La polenta concia
Un plato rústico de sabor fuerte, ideal para acalorarse durante los fríos días de invierno, que resume los productos milenarios de la región. La polenta concia del Valle de Aosta es más cremosa que sus primas clásicas gracias a la adición de quesos fundidos como la fondue o la toma.
Civet di camoscio (gamuza)
Se encuentra frente a uno de los platos más conocidos de la cocina del Valle de Aosta, por lo tanto es bueno que sepa que la palabra "civet" indica una especie de salsa de carne: al "ragù" preparada con cebolla, otras verduras y vino tinto. Su elaboración es bastante larga, pero al final el sabor merece el esfuerzo y la esperanza.