Una historia milenaria de viajes y peregrinaciones
Donnas es uno de los primeros lugares que encontrarás al entrar al Valle de Aosta por el lado sureste. Su historia milenaria comienza en la época romana, de la que queda un tramo de más de 200 metros de calzada empedradaperfectamente conservado y el característico arco excavado en la roca, del siglo I a. C., que da paso al pueblo medieval.
En época romana, Donnas era lugar de paso y parada obligatoria de la vía de las Galias y, en época medieval, de los peregrinos que viajaban de Canterbury (Inglaterra) a Roma por la vía Francigena.
El paisaje “DOC” de la viticultura “heroica”
El pueblo está a 322 m de altitud y el paisaje se caracteriza por sus terrazas llenas de vides. Por aquí pasa el sendero de los viñedos de Donnas, conocido como Cammino Balteo. De hecho, el pueblo se extiende a ambos lados del río Dora Baltea. Gracias a la viticultura “heroica”, que aprovecha al máximo un terreno nada fácil para la agricultura, aquí se produce el fuerte vino tinto “Donnas”, el primero del Valle de Aosta en obtener la Denominación de Origen Controlada (DOC), a partir de uvas Nebbiolo, Freysa y Neyret. Merece la pena visitar el característico museo del vino y la vid.
El segundo domingo de octubre se celebra la fascinante “fiesta de la uva”. Ineludible también la tradicional “feria del bosque”, que se celebra en la villa medieval el penúltimo domingo de enero. Otro acontecimiento importante, también en enero, es la feria de artesanía Petite Foire.
En verano, podrás relajarte paseando entre los viñedos, o por el bosque de Cignas, que tiene una zona con aparcamiento, mesas y bancos para hasta 250 personas, a la sombra de castaños centenarios; fue el destino favorito de Camillo Benso, conde de Cavour, durante la construcción del fuerte di Bard, uno de los mejores ejemplos de fortaleza defensiva de principios del siglo XIX. Además, podrás realizar excursiones más o menos largas, como al Col di La Cou (1425 m), donde verás restos de fortificaciones militares, al monte Bo (2026 m), a los pastos alpinos de Moja o a Bonze. Quienes aman la escalada, muy cerca tienen el parque de escalada Balteo, en un pintoresco entorno de vías de ferrocarril, riscos y viñedos.
Paseando por el pueblo verás frescos, portales góticos, escudos de Saboya, ventanas en cruz y palacios señoriales como el palacio Perron o el palacio Enrielli. Visita la capilla de Sant’Orso, construida en 1176 para proteger el pueblo de las inundaciones del Dora Baltea.