Castiglion Fosco

Probablemente surgido en la Alta Edad Media, Castiglion Fosco seguramente deba su nombre a un tal Fuscus o Fuscius, a quien el emperador Otón II regaló la colina en que había nacido.

Sus herederos erigieron un castillo rodeado de robustas murallas, interrumpidas por torres, de ahí el nombre de Castrum filiorum Fusci, es decir, el castillo de los hijos de Fosco.

Aunque permaneció bajo el dominio de sus señores, en 1258 el pueblo quedó sujeto a Perugia.

En 1388, cuando las milicias del antipapa Clemente VII la sitiaron, Castiglion Fosco se defendió tenazmente y se impuso. Luego siguió un largo periodo de paz, durante el cual la comunidad alcanzó un bienestar relativo.

Durante mucho tiempo mantuvo una notable autonomía, hasta 1817, cuando el papa Pío VII, en el ámbito de la reestructuración del Estado pontificio y de la reorganización de la administración pública, suprimió y añadió numerosas comunidades.

Castiglion Fosco también dejó de existir como entidad autónoma y se incorporó al municipio de Piegaro, del que se convirtió en aldea.

Renovada en 1990, la Torre Castellana, sólida construcción cilíndrica del siglo XV, es uno de los vestigios mejor conservados de la época dorada del pueblo.

Sin duda, merece la pena visitar la iglesia parroquial de la Santa Croce, un precioso edificio repleto de obras de arte construido entre finales del siglo XII y principios del XIII.