Resumen
El río Nera divide el pequeño pueblo de Ferentillo, en la provincia de Terni, en dos núcleos bien diferenciados, dispuestos en las empinadas y verdes colinas que caracterizan este territorio del centro de Italia. El barrio de Precetto, situado en la orilla izquierda del río, es conocido sobre todo por el Museo delle Mummie de Ferentillo.
Al recordar el «macabro» nombre de este museo, uno se pregunta espontáneamente qué hacen unas momias en mitad del sur de Umbría. Para descubrirlo hay que bajar a la cripta de la iglesia de Santo Stefano, en Precetto, sede del museo.
De hecho, los habitantes de Precetto tenían la costumbre de enterrar a sus muertos en estas salas subterráneas, al menos hasta que, a principios del siglo XIX, un decreto de la época napoleónica les obligó a sacar los cadáveres del centro urbano.
Entre los restos humanos exhumados en aquel momento se recuperaron veinticuatro cuerpos que, a diferencia de los demás, habían mantenido milagrosamente intactas sus propiedades orgánicas, desde el cabello hasta las uñas y la ropa; en algunos son perfectamente reconocibles, incluso, signos de puñaladas y heridas. La conservación de las momias de Ferentillo se debe, según algunos estudios, a la particular composición química del suelo de la cripta, rico en microorganismos, así como a la frecuente recirculación del aire en estas salas.
