Resumen
Inmersa en un bosque de encinas (lecci) del que toma su nombre, la ermita de Lecceto es casi invisible para quienes se acercan a ella, oculta por la exuberante vegetación de la provincia de Siena. Los árboles lo han protegido desde principios del siglo XIII, cuando se fundó el monasterio, que se amplió y transformó varias veces en los siglos siguientes, hasta que adoptó la forma que se puede admirar hoy en día.
El interior de la nave barroca con escarcela terminal conserva frescos del siglo XIV, a pesar del expolio de obras de arte durante la época napoleónica. Sal de la iglesia y dirígete hacia los dos claustros, uno de estilo gótico y el otro con elementos típicos del siglo XV. A tu alrededor se encuentran las dependencias del monasterio, ocupado por monjas agustinas de clausura desde 1972.
