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Cicloturismo
Toscana

En bicicleta por la tierra de los etruscos: de Camaiore a Val di Merse con parada en Volterra

2 minutos

Campos de girasoles y abadías, antiguas murallas y colinas que invitan a la reflexión. Sobre pedales, la elección es tuya: perseguir la estela de los campeones o disfrutar a un ritmo tranquilo.

Son 219 kilómetros los que separan Camaiore, en la Versilia, de Sovicille, en el corazón del Val di Merse: la salida y la llegada de la segunda etapa de la Tirreno-Adriático, la Corsa dei Due Mari, con los grandes nombres del ciclismo. Un recorrido que también se presta al disfrute de los aficionados, con dos opciones según el nivel de entrenamiento: concentrarse en la primera parte, más llana, o apuntar a la segunda, más ondulada.

Dirección Volterra

Dirección Volterra

Antes de subirte a la bici, te recomendamos que visites la Abadía de San Pietro, cerca del centro de Camaiore, que en su día formó parte de un monasterio benedictino. La imagen de la iglesia, con su fachada de piedra blanca silueteada contra el cielo azul, acompañará a los que quieran afrontar la primera parte de la carrera: una embestida por la llanura pisana, con largas rectas que tocan Pisa, Ponsacco y Lajatico. Los aficionados pueden detenerse en Volterra (a unos 100 kilómetros del inicio), la ciudad fundada en el siglo IV a.C. por los etruscos que domina la Val di Cecina. ¿Qué lugares no te puedes perder cuando te bajes del sillín? Además de los famosos talleres de alabastro, el Palazzo dei Priori, el ayuntamiento más antiguo de la Toscana, construido a partir de 1208, y la Catedral de Santa María Asunta.

 

En San Galgano, entre el encanto y la leyenda

En San Galgano, entre el encanto y la leyenda

A través de una serie de subidas y bajadas, nos adentramos en Siena, una tierra de vegetación virgen, historia y leyendas. Al llegar a la Colonna di Montarrenti, la ruta se convierte en una especie de circuito que, tras un tramo de carretera, se encuentra con la subida de La Pineta. Una vez pasado el municipio de Monticiano, encaramado en una colina rodeada de exuberante naturaleza, llegamos a la llanura de San Galgano e inmediatamente pensamos en la abadía que lleva el mismo nombre. Del edificio construido por los monjes cistercienses a partir de 1218, solo quedan en pie los majestuosos muros, las naves y algunas salas, pero hay algo más que lo hace evocador: a 200 metros, en la Rotonda de Montesiepi, se encuentra la Espada de San Galgano incrustada en la roca.

En Sovicille, entre muros de piedra y girasoles

En Sovicille, entre muros de piedra y girasoles

A unos 20 km de la meta se encuentra la subida simbólica de esta etapa, que lleva a la ciudad de Chiusdino: un comienzo suave y una subida pronunciada en los últimos 3 kilómetros, con pendientes del 8 %.  Aviso a los aficionados: preparaos para darle a los pedales. Eso sí, cuando llegues a la cima, podrás respirar aliviado. La última parte de la ruta es prácticamente plana, pero no carece de emoción. Acercarse a la meta en Sovicille es una experiencia mágica: la ciudad de origen etrusco parece una pequeña isla suspendida en un mar de bosques. E incluso su centro histórico, lleno de calles estrechas y casas con paredes de piedra, también es un bálsamo para la mente. Al igual que la Villa Lechner, del siglo XVIII, construida sobre las murallas del castillo, con una escalera que baja a los jardines. ¿Una última cosa para recordar? Este es el punto de partida del Girotondo en Sovicille, una ruta perfecta para un recorrido en bicicleta en familia: 29 km con un desnivel mínimo (300 metros) que serpentean por carreteras secundarias rodeadas de campos de girasoles, viñedos, olivos y muros de piedra seca.

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