El atardecer es el mejor momento para visitar el Parque del Etna y poder sentir el corazón del volcán
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¿Visitar el Parque del Etna en pleno verano? Elige el atardecer, sin duda el mejor momento para visitar el volcán, porque está menos concurrido y el sol no golpea sin piedad sobre la lava sin que te puedas refugiar. La luz dorada te dará un atardecer mágico al asomarte a la cumbre del Valle del Bove.
Hay muchas maneras de disfrutar de la puesta de sol en el Parque Nacional del Etna, puedes elegir entre los senderos a recorrer de forma independiente o con excursiones organizadas, ya sea a pie o en vehículos 4x4. También tienes la posibilidad de subir en teleférico.
Puesta de sol en el Etna desde la vertiente sur
Este es el lado del Etna más cercano a Catania y el más fácil de alcanzar pasando por el pueblo de Nicolosi. El Funivia dell'Etna (Teleférico del Etna) sale del Rifugio Sapienza y en 15 minutos te lleva desde una altura de 1900 a 2500 metros en la zona conocida como la Montagnola. Desde allí, puedes ir a pie hasta los cráteres de la cima acompañado por un guía alpino o vulcanológico, o usar un vehículo todoterreno que te suba hasta los 3000 metros.
Cerca del Refugio Sapienza también conviene visitar los Crateri Silvestri, que datan de la erupción de 1892, dando un breve paseo. El más cercano está a 5 minutos del aparcamiento, pero no te pierdas la subida a los Crateri Silvestri Superiori. El camino dura unos 20 minutos.
¿Buscas una experiencia inolvidable? Coge el último teleférico de la tarde, sube para sentir el pulso del volcán bajo las suelas de tus zapatos y espera a la puesta de sol en la cima. Después baja por el barranco de arena a la luz de la luna, mientras aparecen las primeras estrellas en el cielo. No te puedes perder, los pilones del teleférico te guiarán.
Puesta de sol en el Etna desde la vertiente oriental
En el camino hacia el Etna desde la carretera de Mareneve, puedes hacer una parada en los Montes Sartorius, un extraordinario conjunto de siete cráteres extintos creados por la erupción de 1865. Explóralos a pie por un sendero que sube y baja por la cumbre, pero que está al alcance de todos. Después de visitar el Sartorius, continúa en coche hasta el Rifugio Citelli, a 1700 metros de altitud. A partir de aquí, comienza el sendero de ascensión de Serracozzo. A lo largo del camino te encontrarás con la Grotta Serracozzo, una de las grutas más bellas del Etna. Es un túnel de flujo de lava en cuya bóveda entra un haz de luz que lo ilumina desde arriba.
Siguiendo el camino, pasarás por un bosque de abedules. Se trata de Betula aetnensis, una especie endémica de Sicilia que vive en las laderas oriental y occidental del volcán, adaptado tanto al terreno de lava como a las temperaturas. La ruta acaba en el borde del Valle del Bove, la gigantesca caldera donde terminan la mayoría de las coladas de lava. Desde aquí también se puede observar el Monte Frumento delle Concazze, uno de los mayores cráteres secundarios del volcán.
El mejor momento para disfrutar de la ruta del Serracozzo es empezar por la tarde, para contemplar el valle del Bove a tiempo, viendo la puesta de sol que lo tiñe todo de rojo. La caminata cuesta arriba dura unas tres horas. Una vez que ha caído la tarde, se regresa con antorchas por el barranco arenoso. El sendero está bien señalizado y puede realizarse de forma independiente o acompañado por un guía.
Puesta de sol en el Etna desde la vertiente norte
Se puede llegar a Piano Provenzana pasando por el pueblo de Linguaglossa. Desde allí, a 1800 metros de altitud, parte un sendero a seguir a pie o en jeep hasta alcanzar los 2900 metros de altitud. Allí se sitúa el Observatorio Vulcanológico de Pizzi Deneri, en el borde del Valle del Leone, más pequeño que el Valle del Bove, pero no menos fascinante: desde aquí se ven las crestas de lava de las antiguas coladas que a lo largo de las décadas se han superpuesto, creando un efecto ondulatorio realmente sugestivo.
Justo enfrente se encuentra el cráter sureste, formado a principios de la década de 1970. Desde entonces es el más activo de los cuatro cráteres de la cumbre del Etna. Si tienes suerte, puede haber una erupción, que se tornará de color rojo vivo tras la puesta de sol. Desde aquí tienes asiento de primera fila, pero con total seguridad. En los días despejados, de espaldas al cráter, hay una vista impresionante hasta la costa de Calabria y las islas Eolias.
A lo largo del trayecto hacia el Observatorio se pasa por las antiguas bocas eruptivas de la erupción de 1809 y los cráteres más recientes de la erupción de 2002 puestos en fila. Se puede caminar por las calderas de un intenso color rojizo y vislumbrar el trayecto de la corriente de lava que se ha abierto paso, contrastando la verde vegetación con la negrura de las rocas.
Otro sendero parte de Piano Provenzana y lleva desde el antiguo cono volcánico del Monte Conca hasta el Monte Nero delle Concazze, un cono de escoria volcánica cerca del cual se encuentra el llamado Abisso di Monte Nero. Se trata de una profunda fractura que se remonta a la erupción de 1923 y se considera la cavidad más larga del Etna. Allí se ha explorado más de un kilómetro.
No hay nada como estar en la cima del Etna al atardecer para sentir el corazón del volcán latiendo bajo tus pies.