Resumen
En la colina sobre Campobasso, el nombre del macizo castillo Monforte (el primero de la lista de lugares que hay que visitar para hacerse una idea de la ciudad) recuerda al capitán y soldado de fortuna del siglo XV Nicola Monforte, que en la época de un desastroso terremoto gobernaba la ciudad con el título de conde. Fue bajo su gobierno cuando se inició la reconstrucción, de forma no muy diferente de lo que otros harían mucho tiempo después. Tres siglos y medio más tarde, otro hombre de armas convertido en soberano, el rey de Nápoles Joaquín Murat, inició la creación de una nueva Campobasso bajo el castillo: los barrios de lo que hoy se conoce como la Cittá Murattiana.
No se trata de poner la historia por delante del turismo, sino de explicar por qué visitar hoy la capital de Molise significa conocer dos realidades diferentes. Bajo el castillo paseas por las pendientes de calles estrechas y rústicas o escalinatas, mientras que en el valle, donde se concentran edificios públicos y tiendas, se aprecian las dimensiones de las manzanas del siglo XIX y de las amplias plazas con vegetación.
Sin embargo, también atraen de Campobasso los signos de civilizaciones mucho más antiguas. Justo debajo del castillo hay que ver el Museo Sannitico, otro punto de interés turístico que, sin aburrir, expone cuidadosamente piezas de ámbar, cerámica, bronce, marfil y mármol, desde la prehistoria hasta la alta Edad Media lombarda, pasando por los samnitas y la romanización. Al recorrer las salas del museo, te entrarán ganas de ir a ver de primera mano el otro Molise, de donde provienen estas maravillas, empezando por Bojano o la francamente extraordinaria Sepino.
