En Molise se encuentra el MAACK, uno de los más bellos museos al aire libre de Italia

El MAACK es uno de los museos más interesantes de Italia en el ámbito del arte contemporáneo. Su misión consiste en reurbanizar la zona, devolverla al centro de atención y ofrecer un nuevo espacio a las ideas artísticas más interesantes de los últimos años. Actualmente reúne 21 obras creadas por artistas italianos e internacionales a lo largo de 20 años y una serie de instalaciones permanentes y/o temporales.

Este museo nació a principios de la década de 1990 a partir de una idea del arquitecto Massimo Palumbo, a la que se sumaron la administración municipal y diversos colaboradores, creando la Asociación Kalenarte. A lo largo de dos décadas, el proyecto, concebido específicamente para Casacalenda, ha ido adquiriendo una importancia cada vez mayor y sigue siendo una obra en continuo cambio, destinada a evolucionar debido a su propia naturaleza. Molise se convierte de este modo, además de establecerse como un lugar contenedor de arte, también consigue constituirse en un lugar donde fermentan las ideas y surgen hibridaciones.

Al tratarse de un museo al aire libre, las obras están repartidas por todo el municipio, con especial atención a los lugares más desvirtuados y descuidados de la ciudad, aquellos que se pensaba que no tenían nada que decir y que, en cambio, ahora dialogan con los visitantes a través del arte. 

El proyecto pretendía desde el principio crear una estrecha relación entre el arte y la arquitectura, por lo que esos lugares vuelven a mostrar su fuerza creativa y su poder para contar historias.

Una pequeña ciudad de la provincia de Molise se convierte así en una ventana abierta al mundo a través del arte contemporáneo. Actualmente hay 21 instalaciones permanentes en las calles, plazas, bosques y rincones con buenas vistas del paisaje, la última de ellas data del 2014. Pero desde hace unos años, la Galería Cívica de Arte Contemporáneo Franco Libertucci completa el itinerario del arte con una colección de 114 obras entre pinturas, instalaciones y esculturas.

Cuando uno llega a Casacalenda, entre las verdes colinas y el silencio de la campiña de Molise, entra inmediatamente en una nueva dimensión. El museo no es un espacio separado de la ciudad, es parte integrante de ella, y para verlo hay que sumergirse en las calles estrechas, las escaleras y las plazuelas, entre la gente que vive en estos lugares, pero también en el entorno inmediato, en la naturaleza.

Las obras pueden visitarse siguiendo diferentes itinerarios -la ruta roja, azul o verde- o solicitando a un guía local que te lleve a recorrer todas las obras, descubriendo también los materiales utilizados, a veces reciclados y siempre procedentes de la localidad. Como el museo está integrado en el pueblo, la visita es también una oportunidad para descubrir sus tradiciones.

El itinerario comienza en la pequeña plaza a dos pasos del ayuntamiento, zona que alberga el gran tablero de ajedrez blanco y negro creado con materiales naturales locales. Cualquier persona puede interactuar con la obra y, en particular, los niños lo hacen. Por el camino, también descubrirás El Juego del Sol, un mosaico mural hecho con piedra local y azulejos dorados que reflejan la luz. Representa a un niño jugando a la pelota, algo que todavía puede verse en las calles de los pueblos pequeños. No hay que perderse el "Árbol de la cucaña" del que cuelgan los productos típicos del pueblo.