Desde el jardín botánico de Porto Caleri hasta la Sacca degli Scardovari
Puedes comenzar el recorrido en Rosolina Mare, en la provincia de Rovigo, en el extremo norte del delta, y más concretamente en el jardín botánico de Porto Caleri, un lugar ideal para empezar a descubrir los diversos entornos del delta, desde el pinar hasta las dunas costeras y las lagunas. Volviendo hacia el interior, al poco de pasar Rosolina, encontrarás a la izquierda la bifurcación para coger la Via delle Valli (a la altura del cruce hay un lugar de nidificación de garzas imperiales y reales). La Via delle Valli es uno de los mejores lugares para observar aves en el delta del Véneto: discorre a lo largo de una estrecha franja de tierra entre las lagunas que surgió hace unos siglos más allá del litoral, adentrándose entre casonas y bandadas de aves. El tramo sur, entre Porto Levante y el Po de Maistra, está equipado con torres de avistamiento y puntos de observación. Aquí se pueden ver en todas las estaciones varias especies de patos, aves zancudas, garzas, rapaces y muchas otras, incluidos los flamencos. Volviendo hacia el interior, en Porto Viro no puedes dejar de explorar el centro de visitantes del parque del delta del Véneto.
Un poco más al sur, desde Ca' Venier, bajando por la margen derecha del Po de Venecia, se observa la majestuosidad del gran río cerca del Adriático. En la isla de la Donzella, surgida hace menos de cuatro siglos, después del corte de Porto Viro, el punto de referencia es la gran Sacca degli Scardovari, la gran laguna con los pilotes para la cría de mejillones y almejas: el camino discurre sobre poderosos diques que ofrecen unas bonitas vistas. Es un entorno que se puede explorar sobre todo en barco, tal vez adentrándote por los cañaverales de la desembocadura del Po de la Donzella (oasis del Bacucco). En Scardovari puedes admirar las casas de los pescadores, mientras que en el cercano oasis de Ca' di Mello se observan garzas, patos y aves zancudas, así como pequeños bigotudos que trepan entre las cañas.
De las dunas de Massenzatica al oasis de Canneviè-Porticino
En la frontera entre el Véneto y Emilia-Romaña, marcada por el Po di Goro, antes de llegar a las dunas de Massenzatica, se puede visitar Valle Dindona, un pequeño meandro inundable formado por un ramal del río Po: desde lo alto del terraplén cercano al puente de barcazas se puede ver a las garzas que anidan aquí y a las aves típicas de los cañaverales. Luego, tierra adentro, pasando por Goro y Bosco Mesola, se llega a Italba y a la reserva natural orientada de las Dune Fossili (Dunas Fósiles) de Massenzatica, una serie de antiguos cordones de arena, cubiertos de rica vegetación; aquí, en primavera y principios de verano, se pueden observar diferentes especies de aves típicas del maquis mediterráneo y del bosque, como abubillas y abejarucos. De vuelta a la costa, nos encontramos con la zona boscosa más grande de la zona y una de las más importantes desde el punto de vista medioambiental: es el bosque de la Mesola, poblado no solo por preciosos ciervos (de una antigua subespecie endémica italiana), sino también por pájaros carpinteros, búhos, herrerillos, agateadores y fringílidos. Un paseo a pie o en bicicleta te permitirá escuchar, en primavera, muchas especies típicas de la zona.
Continuando por la carretera que une Bosco Mesola con Volano y girando a unos 3 km del pueblo, se puede tomar un camino de tierra que conduce al Taglio della Falce (Corte de la Hoz), una zona rodeada de campos de cultivo. Aquí hay una gran colonia de garzas imperiales y numerosas aves típicas de la campiña (como alcaudones dorsirrojos y ruiseñores bastardos). De vuelta a la carretera y continuando hacia Volano, giramos a la derecha a lo largo del Po di Volano para llegar rápidamente al oasis de Canneviè-Porticino, una zona salobre de aguas poco profundas, uno de los mejores sitios para observar aves en el delta del Po. Cañaverales, arbustos y árboles ofrecen diferentes hábitats, atravesados por un sendero circular; son numerosas las especies que se pueden encontrar aquí durante todo el año, desde aves zancudas hasta pájaros propios de los pantanos, desde garzas hasta patos.
Estación de Foce y los valles de Comacchio
El conjunto de canales y cuerpos de agua salobre que forman los valles de Comacchio se suele considerar el corazón del delta del Po. Famosa en todo el mundo por la pesca de la anguila, esta zona de agua salobre se puede explorar en varios puntos. El primero, cerca de la localidad de Comacchio, es la estación de Foce, donde se encuentra el Museo delle Valli; en esta zona es frecuente observar flamencos rosados, que comenzaron a anidar aquí a principios del siglo XXI y cuya población ha crecido año tras año desde entonces. Una excursión en barco es muy recomendable tanto para los aficionados al «birdwatching» como para los amantes de la naturaleza, al igual que un paseo por los alrededores, donde a menudo hay garzas y gaviotas. La estación de Foce limita con las salinas de Comacchio, inactivas y actualmente gestionadas como reserva natural, visibles desde el exterior o con visitas guiadas; ofrecen un hábitat ideal para muchas especies de gaviotas (gaviotas cabecinegras y gaviotas picofinas) y limícolas (correlimos zarapitines, combatientes y agujas colinegras en las épocas de migración).
Recorriendo el perímetro de los valles de Comacchio, los mejores puntos de avistamiento son la vertiente occidental (especialmente en invierno, cuando invernan fochas, porrones europeos, somormujos y aguiluchos pálidos) y, sobre todo, la meridional. El área entre el pequeño transbordador de Sant'Alberto y Romea, que se puede recorrer a pie a lo largo de los valles, por el terraplén entre estos y el río Reno, es extraordinaria por la calidad y cantidad de las aves presentes: tarros blancos, flamencos, diversas especies de patos, garzas de todas las especies, aguiluchos laguneros y pagazas piconegras. La reserva natural, visible desde el exterior o con visitas guiadas ofrece un hábitat ideal para muchas especies de gaviotas (gaviotas cabecinegras y gaviotas picofinas) y limícolas (correlimos zarapitines, combatientes y agujas colinegras en las épocas de migración).
Recorriendo el perímetro de los valles de Comacchio, los mejores puntos de avistamiento son la vertiente occidental (especialmente en invierno, cuando invernan fochas, porrones europeos, somormujos y aguiluchos pálidos) y, sobre todo, la meridional. El área entre el pequeño transbordador de Sant'Alberto y Romea, que se puede recorrer a pie a lo largo de los valles, por el terraplén entre estos y el río Reno, es extraordinaria por la calidad y cantidad de las aves presentes: tarros blancos, flamencos, diversas especies de patos, garzas de todas las especies, aguiluchos laguneros, pagazas piconegras, charrancitos comunes, etc. Cada estación permite observar diferentes especies. En Sant'Alberto se puede visitar el Museo NaTuRa, el Museo Ornitologico e di Scienze Naturali (Museo Ornitológico y de Ciencias Naturales) Alfredo Brandolini y el centro de visitantes del parque del delta del Po.
Del sur de Comacchio a Rávena: desde el Pinar de San Vitale hasta el oasis de Punte Alberete
Al sur, entre los valles de Comacchio y la ciudad de Rávena, hay muchos otros lugares de gran interés para los naturalistas; en concreto, son tres que están a muy poca distancia el uno del otro. Bajando de los valles, a la izquierda de la carretera hacia el mar, el primer sitio interesante para los observadores de aves es el Pinar de San Vitale, un antiguo cultivo de pinos hoy naturalizado, rodeado a su vez de valles salobres como el Pialassa della Baiona. Se puede aparcar en uno de los espacios previstos a lo largo de la calle Romea; por ejemplo, el del centro de visitantes de Ca’ Vecchia. Se continúa entre los pinos y a lo largo de las zonas húmedas en busca tanto de especies de bosque (pájaro carpintero, carbonero) como de laguna (cigüeñela, avoceta).
En el lado opuesto, entre el canal derecho Reno y el río Lamone, se encuentra Valle Mandriole, vestigio de la recuperación de tierras que afectó a la llanura inundable del río, ahora canalizada. Los extensos cañaverales albergan numerosas especies durante todo el año (desde el ardeido raro, la espátula y el morito común hasta pequeños pájaros como el bigotudo y el pájaro moscón europeo). A lo largo de la carretera Romea que atraviesa el valle, hay tres miradores diferentes. El que está más al sur, situado en el km 8,5, incluye una alta torre panorámica desde la que se puede disfrutar de una excelente vista de la zona. Justo al sur se encuentra un tercer sitio extraordinario, el del oasis de Punte Alberete, un bosque inundado por el que discurren varios senderos, en el que nidifican tanto especies de bosque (pájaro carpintero, agateador común, carbonero palustre) como de pantano (porrón pardo, pato colorado). El itinerario termina aquí, pero puede extenderse a otros humedales al sur de Rávena, también protegidos por el Parque Regional (el Pinar de Classe, los pantanos de Ortazzo y Ortazzino, las salinas de Cervia) y a otras zonas del interior (valles de Ostellato, valles de Argenta).