Resumen
Corría alrededor del año 1000, cuando los monjes de San Vitale, la preciosa abadía con mosaicos de Rávena, plantaron a poca distancia de la ciudad un extenso bosque de pinos, utilizado tanto para la madera como para la cría de ovejas y vacas: los animales pastaban a la sombra del bosque, eliminando los arbustos y facilitando así la cosecha de piñones. El actual pinar de San Vitale es lo que queda de ese antiguo bosque, varias veces regenerado, que tras la explotación por el hombre ha ido adquiriendo poco a poco un aspecto más natural. Se extiende a lo largo de la carretera Romea sobre más de 1000 hectáreas de superficie, bordeando los humedales de Valle Mandriole y Punte Alberete (al oeste) y Pialassa della Baiona (al este); esta última todavía está salpicada de «padelloni» o «bilancioni», las típicas cabañas de pesca locales (en una cabaña encontró refugio Giuseppe Garibaldi en 1849 cuando huía hacia el norte). El árbol predominante es el pino doméstico, aunque crecen en la zona arbustos como el espino y el agracejo; en algunos lugares hay zonas inundadas, como en Punte Alberete.
Toda la zona, por su importancia natural, está incluida en el perímetro del parque regional del delta del Po de Emilia Romaña; se puede explorar de forma gratuita aparcando en Punte Alberete y luego continuando a pie, a caballo o en bicicleta.
