6 lugares entre los secretos de la naturaleza boloñesa
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De Tossignano a San Lazzaro di Savena, de Bolonia a Monzuno y luego a Pianoro, el interior boloñés contiene elementos paisajísticos que determinan su historia.
Pueblos con un gran atractivo medioambiental, que recomendamos explorar en una ruta de 6 etapas, inmersas en la naturaleza.
Tossignano, el pueblo del yeso
El viaje comienza a lo largo del valle del río Santerno, dominado por la Vena del Gesso Romagnola, sede del Parque Regional y primer elemento paisajístico que determinó la historia de esta tierra.
Desde lo alto de la aldea de Borgo Tossignano, es posible admirar la Riva di San Biagio y sus matices calcáreos con brillantes capas, resultado de siglos de sedimentación submarina, que luego resurgen en la superficie.
Se puede disfrutar del senderismo y ciclismo de montañana través de estas crestas.
Subiendo por el valle, se encuentra la Riva dei Cavalli, en la verde zona ribereña de Fontanelice: la altísima pared margoso-arenosa evidencia de los movimientos del subsuelo.
Descendiendo hacia Imola, se encuentran las Sabbie Gialle, antigua huella del mar que un tiempo bañaba esta zona, donde se hallan conchas fósiles.
La zona se observa mejor desde el Parque Acque Minerali y a lo largo del Río Correcchio, desde lo alto de la Reserva oriental del Bosco della Frattona.
San Lazzaro di Savena y la piedra lunar
En dirección a las colinas de Bolonia, en el corazón de San Lazzaro di Savena, se encuentra el mayor parque kárstico de Emilia: el Parco dei Gessi e Calanchi dell'Abbadessa.
Llaman la atención los afloramientos calcáreos y barrancos generados por la erosión, por su color plateado, brillante como el nácar, efecto conocido como selenita, porque se asemeja a la roca lunar.
Es también interesante la zona subterránea del parque, con cientos de cuevas: las más famosas, que se pueden visitar con un guía espeleológico, son la Grotta del Farneto y la Grotta della Spipola.
Los aficionados al ciclismo pueden visitar la zona por la ruta ciclista del Yeso de Gaibola.
Bolonia-Salaborsa para un viaje en el tiempo
Siguiendo el camino, se llega al centro de Bolonia. Aquí encontrarás numerosos ejemplos de interés geológico.
El primero puede verse desde el suelo de cristal de la Biblioteca Salaborsa, en la plaza del Nettuno, que ofrece un viaje en el tiempo, gracias a los restos de antiguas civilizaciones, desde la villanoviana hasta la romana Bononia.
Las excavaciones arqueológicas dejan ver los principales materiales de los que es rico el subsuelo: arcillas y limos, utilizados en los monumentos de Bolonia, desde la escultura de la Virgen con el Niño de la fachada del Palacio Comunal hasta los edificios de ladrillo del Palacio del Podestà y del Palacio Re Enzo.
Bolonia-Museo Geológico Cappellini
Si te quedas en Bolonia y llegas a la calle Zamboni, debes detenerte en el Museo Geológico Cappellini, que alberga una gran colección de piezas geopaleontológicas procedentes de distintos rincones del mundo. Un patrimonio de casi un millón de piezas que incluye vertebrados e invertebrados, plantas, y rocas fósiles.
Aunque la estrella es el Diplodocus, una maqueta gigantesca de un dinosaurio de la era jurásica, de 26 metros de largo y 4 de alto.
Monzuno, los pináculos y las cuevas del Monte Adone
Cambiando de rumbo hacia los Apeninos, atraviesa la Reserva Natural de las Estribaciones del Plioceno, unos 15 kilómetros de pared rocosa de arenisca con un relieve increíble.
Entre ellos, el Monte Adone, el más alto, llama la atención por sus pináculos erosionados por el viento, sus profundas grietas y sus cuevas ocupadas desde el Neolítico.
Una vez en Monzuno, puedes dejar el coche y continuar a pie por el camino nº 910 del CAI, con un panorama impresionante.
Pianoro, casas en la roca
La última visita es al pueblo de Livergnano, en el municipio de Pianoro, interesante por sus casas pegadas a la roca que parecen talladas en ella.
Además de la posibilidad de pasear por las laderas del Monte Rosso,Bolonia alberga el Museo y Centro de Documentación The Winter Line, que, en una de las viviendas excavadas en la arenisca, expone reliquias de la Segunda Guerra Mundial, desde uniformes hasta cascos, objetos como radios, botellas de agua y cubiertos, todos ellos encontrados in situ.