Stintino y Asinara
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Nacido como pueblo para acoger a los pescadores provenientes de la isla de la Asinara al transformar la isla en una colonia penal, Stintino posee una de las costas más fascinantes de toda Cerdeña y es un auténtico paraíso para los amantes del mar y para todos los que quieren transcurrir unas vacaciones en contacto con la naturaleza pura.
Stintino es sinónimo de magníficas playas en las que pasar horas y horas en medio de un relax total. La más famosa es la Pelosa, asomada a la Asinara y caracterizada por una arena blanca y un mar cristalino. Los mismos colores y la misma belleza encontramos también en la cercana playa Pelosetta, donde además de relajarse al sol se puede dar un paseo hasta llegar a pie al islote frente a la playa en el que se encuentra una torre aragonesa del siglo XIV, la Torre de la Pelosa.
Son magníficas también las otras playas de la costa este comenzando por la playa de las Tonnare, caracterizada por la presencia de la antigua atunara hoy transformada en complejo residencial a orillas del mar, y siguiendo con las Salinas, el Gabbiano, el Ancora, Ezzi Mannu, Pazzona y Punta Negra.
Aparece después el litoral que se asoma al Mar de Cerdeña, el mar situado entre Cerdeña y el archipiélago de las Baleares.
Este tramo es menos accesible y alterna escollos y calas, algunas accesibles sólo en barco, como la Cala de Biggiu Marinu. En cambio son fácilmente accesibles Cala Coscia di Donna y la localidad de Punta su Torrione.
No hay que perderse frente a la Pelosetta la Isla Piana, sobre la que surge una torre española del siglo XIV, restaurada en 1931, la Torre de la Finanza. Otra torre, una de las más antiguas de Cerdeña, es la que se encuentra cerca de la playa de las Salinas, se trata de una torre de avistamiento cerca de la cual, en el siglo XIII, los monjes de Santa María de Tergu hicieron una salina.
Espléndidas también son las vistas desde Torre Falcone, que da nombre al Cabo Falcone. Además del pueblecito de Stintino, hay que ver también el pequeño burgo de Pozzo San Nicola.
Lo que no hay que perderse
Una comida a base de platos de pescado en Stintino, encantador pueblecito de pescadores, o una cena en la zona del interior para probar el “porceddu”, el cochinillo sardo.
La Asinara
Una isla de belleza absoluta es la Asinara.
Una isla con un historia singular que la ha hecho ganarse el apelativo de isla del diablo: en el siglo XIX fue un centro sanitario de cuarentena, un campo de prisiones durante la Primera Guerra Mundial y una de las más importantes cárceles italianas para pasar a convertirse en el parque homónimo en 1997.
Esta particular historia además de aportar encanto y misterio a la isla, le ha permitido permanecer aislada durante casi un siglo, garantizando la conservación de las zonas naturales y la fauna salvaje, que incluye especies raras y en vía de extinción, como el Asno albino de la Asinara.
Lugares de interés
Las magníficas playas de Cala de Arena, Cala Sabina y Cala San Andrés.
La zona de Fornelli en a que se encuentra la cárcel de máxima seguridad. La zona está dominada por una roca en lo alto de la cual se encuentra el castillo de la Asinara.
La Reale, la zona en la que surge el Palacio Real, en la actualidad sede del Parque y del Ministerio del Medioambiente, fue también lugar de residencia de los Saboya. Entre los edificios adyacentes se encuentra también el lazareto, al que llegaban las tripulaciones de los barcos afectados de enfermedades infecciosas.
La localidad de Cala d’Oliva es un pequeño pueblecito de casas bajas de color blanco en la parte vieja y edificios grandes en la parte alta donde residen las familias de los trabajadores de la antigua cárcel.