El altiplano de Asiago

Sagrado para los “Alpini”, el monte Ortigara fue el lugar de batalla más conocido de la zona, y vale la pena hacer una visita al Museo al aire libre de Zebio, donde se pueden apreciar galerías, las trincheras y los refugios.

La visita al Altiplano puede partir de Rotzo, el municipio más antiguo, como testimonia la iglesia de Santa Margarita, fundada en el año 1000, para después proseguir hacia algunos lugares prehistóricos, como el Bostel. El municipio de Roana, memoria de la cultura y de la lengua cimbra, derivada del alemán, se caracteriza por seis aldeas, llamadas los “Seis Campanarios”.Sumergido entre las colinas, surge Asiago, completamente reconstruido después de la Gran Guerra, famosa meta turística y considerado una de las capitales del esquí de fondo en Italia.

El aire limpio y fresco y la escasa presencia de luz urbana hacen de Asiago un lugar ideal para observar las estrellas, hasta el punto de que en 1942 fue aquí fundado el Observatorio Astrofísico, con el telescopio Galileo, en su momento el más grande de Europa. En las cercanías, en la cima de la colina Leiten, acampa la silueta del Sacrario Miliatre donde se albergan los restos de 54.000 soldados.
A poca distancia encontramos Conco, localidad conocida sobre todo  por las dos importantes estaciones turísticas de Val Lastaro y Biancoia.
Cuando nació la Reggenza dei Sette Comuni (Regencia de los Siete Municipios), Conco no exisitía ya que era un barrio de Lusiana, sólo después se produjo la separación y hoy los municipios son ocho. 
En Lusiana, bonito centro turístico, entre las obras más interesantes a nivel histórico destacan el retablo de Jacopo Bassano y la iglesia parroquial dedicada a Santiago.

Prosiguiendo hacia el este está Gallio, famoso por sus instalaciones deportivas como el trampolín de esquí o las instalaciones de esquí alpino que en verano se transforman en un bike park.
Entre los bosques surge Foza, con sus características decoraciones realizadas por artistas provenientes de toda Italia, mientras en el extremo del altiplano se encuentra Enego, con la torre escalígera del siglo XIV y las pistas de fondo; desde el pueblo se puede disfrutar de un espléndido panorama de los Dolomitas y del Monte Grappa.
El Altiplano de Asiago y sus municipios son un lugar lleno de encanto y tranquilidad donde, tanto en invierno como en verano, se conjuga naturaleza, deporte, cultura y bienestar.

El altiplano está universalmente considerado como un lugar ideal para los amantes de la bici de montaña y del esquí de fondo (más de 500 kilómetros de recorrido, entre los que destaca un espectacular anillo de 250 kilómetros que pasa por todos los municipios).
Unos 60 remontes, pistas de patinaje y senderos para pasear por la nieve con las raquetas, lo convierten en una meta idónea para los aficionados al deporte y a la naturaleza.
Desde la primavera hasta el otoño se pone a disposición de los deportistas centros ecuestres, campos de golf, piscinas cubiertas, campos de tenis, petanca, tiro con arco, puenting sobre el Val Gadena, rafting, hidrobob, parapente y una infinidad de excursiones de todo tipo

El nombre de Asiago aparece indisolublemente ligado al del apreciado y homónimo queso, producido en el altiplano desde tiempos inmemorables y hoy con Denominación de Origen Controlada (DOC). Su origen se remonta al siglo X, cuando el obispo de Padua, señor de estas  tierras, era pagado por sus vasallos con este queso.
Existen de dos tipos: el "Asiago d’allevo" (duro, elaborado con leche desnatada y de sabor fuerte) y el "Asiago pressato" (elaborado con leche entera, también denominado dulce por su sabor a leche fresca y con una maduración entre 25 y 50 días). El Asiago es también el principal ingrediente de los sabrosos platos de la gastronomía local, como el tradicional fan frich, una especie de tortilla de patatas.