Iglesia de Santa María de los Ángeles «el Santuccio»

La Iglesia del Santuccio, que formaba parte del antiguo monasterio femenino agustino de Santa María de los Ángeles, es obra del arquitecto sienés Annibale Bichi, construida en 1352 y reconstruida en 1577. El nombre se debe a que los principales benefactores eran miembros de la noble familia Santucci de Siena. Al principio, las monjas del Santuccio vivían de las limosnas, trabajaban en la confección de tejidos con los gusanos de seda, cultivaban el viñedo de la parte trasera del convento y recibían las dotes de las muchachas de familias acomodadas que decidían tomar los votos.
En el altar mayor hay una gran pintura de la Virgen, el Niño y los Santos, iniciada por Francesco Vanni en 1610, continuada por Ventura Salimbeni y finalizada por Sebastiano Folli en 1614. Las obras de los laterales del altar (el cuadro de santa Cecilia al órgano, del primer cuarto del siglo XVII, atribuido a Antonio Buonfigli, y el fresco de un concierto de ángeles firmado por Ventura Salimbeni del 1612) recuerdan la pasión por la música de las jóvenes monjas agustinas de Santuccio que tocaban y cantaban. A este respecto, cabe señalar que uno de los órganos más antiguos que se conservan, de 1531, modificado en el siglo XVII y actualmente en restauración, pertenece a la Iglesia del Santuccio.
El ciclo de frescos de las paredes, pintado por Ventura Salimbeni, ilustra seis historias de la vida de San Galgano. Destaca entre todos los episodios la representación de la espada en la piedra con el santo arrodillado en oración, que marca el final de su vida militar y el comienzo de su vida eremítica.
En el interior del convento había un precioso relicario de plata, obra de Pace di Valentino, que contenía la reliquia de la cabeza de san Galgano, que hoy se expone en el Museo dell'Opera del Duomo.
Desde finales del siglo XVIII hasta la segunda mitad del XIX, pese a la supresión de las órdenes religiosas, la iglesia no quedó abandonada, sino que se convirtió en un refugio de monjas de otros monasterios. A principios del siglo XX, las pocas monjas que quedaban se trasladaron a otro monasterio y el edificio se utilizó como escuela de formación profesional.