Saltar el menú
Arte y cultura
toscana

Prato, donde el arte te abraza a cada paso

El arte y la historia de la ciudad de Prato.

6 minutos

Ir a Prato y descubrir la ciudad significa dejar que nuestros ojos jueguen, permitir que nuestra mente y nuestras manos se tiñan de sensaciones maravillosas y caprichosas. Comenzamos nuestro viaje a la Toscana aquí mismo, desde esta ciudad donde cada lugar se convierte en pensamiento, el pensamiento a su vez en arte, y donde cada monumento del pasado atestigua una historia de iniciativa y orgullo.

Dejémonos guiar por el pensamiento de Curzio Malaparte para descubrir que: «En Prato es donde termina todo: la gloria, el honor, la piedad, la soberbia, la vanidad del mundo».

Tras las huellas de Curzio Malaparte

Tras las huellas de Curzio Malaparte

«Soy de Prato; si no hubiera nacido en Prato, desearía no haber venido al mundo y creo que el único defecto de los toscanos es que no todos son de Prato». Curzio Malaparte, de nacimiento Kurt Erich Suckert, solía decir esto, movido por su gran orgullo como natural de Prato.

Para él, Prato no fue solo su lugar de nacimiento, sino algo que le guio e inspiró durante toda su vida y ahora acoge su reposo tras la muerte.

Por este motivo, Malaparte es el mejor compañero de viaje para venir a Prato. Se visita y conoce su alma más profunda de la mano de alguien que, aunque es de Prato, siempre lo ha visto con los ojos asombrados del turista.

Prato se recuerda con demasiada frecuencia solo por las fábricas y la ferviente actividad de la comunidad china o por la tradición secular de los trabajadores de la lana, pero conocer Prato de la mano de Malaparte significa ir más allá, descubrir imágenes preciosas que traspasan los espacios y desmontan todas las ideas preconcebidas. Caminar al lado de este escritor atípico y valiente significa buscar los valores del arte puro y defenderlos de una sociedad de consumo, incluido el turismo. Además, permite conocer el rostro profundo y la historia de la ciudad que, un poco como Malaparte, ha sabido desenvolverse entre el poder y la libertad, entre el sufrimiento de estar al margen y el orgullo de reivindicar esta diferencia.

Los lugares del escritor de Prato

Los lugares del escritor de Prato

Prato es como una representación que se transforma en función de quien la visita. Su arquitectura parece danzar entre las piedras del núcleo urbano y los materiales del territorio que, como pocos en la Toscana, revelan una naturaleza única, salvaje y delicada. Al seguir a Malaparte por la ruta hacia su mausoleo, podemos descubrir esta alma puntiaguda y fascinante de viento y roca.

Curzio Malaparte murió en Roma el 19 de julio de 1957 pero, por respeto a su voluntad, su cuerpo fue colocado en un magnífico sepulcro de piedra situado en la cima del monte que los habitantes de Prato llaman Spazzavento, al principio del valle del Bisenzio, en la llanura sobre la que se levantan Florencia y Pistoya. Desde aquí, la mirada se extiende desde las alturas de los montes de la Calvana, donde se encuentra Prato, hasta las colinas de Monteferrato, cubiertas de bosques y tierras de cultivo, donde se pueden realizar relajantes paseos o excursiones en un entorno montañoso en el que la densa vegetación deja espacio a los fenómenos kársticos que caracterizan la zona.

De vuelta al centro, el antiguo corazón de Prato cuenta una especie de magnífica novela de hitos: las más de setenta torres, con sus perspectivas verticales y sus austeras fachadas interrumpidas solo por pequeñas ventanas, estrechos pórticos, aspilleras y pontones, ya dominaban y defendían la ciudad en el siglo XII con su aspecto adusto y audaz.

Entre el Renacimiento y la modernidad

Entre el Renacimiento y la modernidad

Los perfiles austeros de estas construcciones evocan los lugares y la atmósfera medieval, así como la historia y las hazañas de Francesco di Marco Datini, otro símbolo del carácter emprendedor de Prato, el cual inventó la letra de cambio, la arroba (@) como signo de comunicación y una nueva idea de empresa plenamente moderna: su capacidad para dirigir los negocios, que se combinaba con fuertes dotes de benefactor, lo convirtieron en un extraordinario ejemplo de comerciante de principios del Renacimiento.

Arte renacentista y contemporáneo

Arte renacentista y contemporáneo

El centro histórico también llama la atención por la presencia del único testimonio de la arquitectura suaba del centro-norte de Italia, el castillo del Emperador.

En el centro de la Piazza del Duomo se encuentra la Fontana del Pescatorello (fuente del Pequeño Pescador). Malaparte la describía así: «la mancha rosada de la fuente de mármol, con un bonito color carne».

La fachada de la catedral, en la que destaca el púlpito de Donatello y Michelozzo, es una estupenda síntesis del arte y la historia de la ciudad. Su interior, que conserva la venerada reliquia del Sagrado Cíngulo de la Virgen, está adornado con los espléndidos frescos de Filippo Lippi, el llamado «fraile con prole»: primero fue excomulgado por la relación de la que tuvo un hijo y luego rehabilitado gracias a la intercesión de Cosme de Médici.

Nacer en Prato imprime carácter

Nacer en Prato imprime carácter

En esta plaza, que fascinó entre otros a Herman Hesse, se detenía Malaparte para poder vivir esos momentos de despreocupación que le permitían enfrentarse a sus numerosos enemigos: le bastaban unos pocos amigos para no sentirse solo o disfrutar de un buen café sentado en la mesa con otros artistas de estas tierras. Prato, de hecho, tan diferente de la clásica iconografía toscana, siempre ha mantenido, durante el siglo XX, un ferviente dinamismo cultural, que ha atraído a pintores prominentes como Ardengo Soffici, el fundador de la Escuela de Prato de los años 30, pero también a escritores y personajes de espectáculos agudos y rebeldes como los hermanos Sandro y Giovanni Veronesi, Roberto Benigni y Francesco Nuti, personas capaces de emocionar y divertir, nacidas de un ambiente impregnado de ese humor generalizado que se encuentra en los bares, tabernas y corrillos de pueblo.

Un taller de arte contemporáneo

Un taller de arte contemporáneo

Prato es, de hecho, una especie de taller artístico al aire libre, a caballo entre la vanguardia y la cultura pop. Aquí la creatividad se guía por la pasión por el arte contemporáneo y vive el mismo fervor industrial que caracteriza a la zona. Prato sigue entablando un fecundo diálogo con el genio contemporáneo: el Buco di Prato (Agujero de Prato), monumental creación en mármol blanco de Henry Moore, representa uno de los máximos ejemplos de escultura contemporánea existentes en Italia. Esta relación continua y devocional con las vanguardias produce numerosos eventos que continúan enriqueciendo la ciudad con importantes testimonios artísticos, como la instalación de luz y sombra «Grande Sognatrice» (Gran Soñadora) de Fabrizio Corneli y el Museo de Arte Contemporáneo Luigi Pecci.

La tradición textil de Prato y su cocina

La tradición textil de Prato y su cocina

La característica que hace de Prato una ciudad única es que aquí la belleza se puede tocar y no solo mirar. De hecho, a diferencia de otras zonas de la Toscana o de Italia, la materialidad de la tradición textil ha influido en la sociedad y en su relación con la excelencia, que aquí se teje con una laboriosidad y un arte tangibles.

La fragancia de sus galletas, comúnmente llamadas «cantucci», enriquecen una cocina honesta en la que la «bozza» de Prato, la mortadela de Prato y el apio «alla pratese» se acompañan del buen sabor de néctares alcohólicos de calidad como el vino de Carmignano, primera DOC reconocida en el mundo a través de un bando de Cosme de Médici, o el antiguo vermú de Prato.

La «pratesidad» es, por tanto, una forma de ser que aúna un espíritu orgulloso e indomable con un impulso máximo en pos de la libertad de acción, pensamiento y sentimiento. Un amor eterno, divertido y conmovedor al mismo tiempo, que debes atesorar, al abandonar Prato, como un secreto que te acompañará en tu viaje en busca de la mejor Italia.

¡Ups! Hubo un error al compartir. Acepta las cookies de perfil para compartir esta página.