Itinerario enogastronómico entre las fragancias de Franciacorta
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A medio camino entre las llanuras y los Prealpes se encuentra una tierra famosa por sus platos campesinos y sus renombrados vinos. Franciacorta, cuna de la excelencia y de las rutas gastronómicas.
Proponemos un viaje para descubrir sus sabores, vistas impresionantes, pueblos pintorescos, arquitectura preciosa y complejos religiosos históricos. Un recorrido gastronómico y vinícola que también se puede hacer en bicicleta.
La antigua fermentación en botella
Las colinas de Franciacorta con sus viñedos, insinúan la mayor riqueza de esta tierra: el vino. Una tradición muy larga, atestiguada ya en la segunda mitad del siglo XVI en el tratado sobre la fermentación en botella del bresciano Gerolamo Conforti.
La región se distingue por el primer método de producción italiano Metodo Classico al que se le otorgó la clasificación Franciacorta DOCG, elaborado con las uvas de las cepas Pinot Noir, Pinot Blanc y Chardonnay. Las condiciones favorables del suelo y del clima facilitan el cultivo de los viñedos, contribuyen en gran medida los vientos del sur del lago Iseo y del Valle Camonica.
La variante Satèn es única, llamada así por su suave y delicada espuma, que recuerda al satén francés.
Los vinos de Franciacorta no se pueden degustar sin los Millesimati, que no salen al mercado hasta que han transcurrido al menos 37 meses de envejecimiento. Se trata de botellas de larga crianza, producidas en añadas especialmente favorables, en las que aproximadamente el 85% del vino pertenece a la misma añada.
En la mesa, el gusto es un triunfo
La fina calidad del vino de Franciacorta enaltece los platos de una cocina muy apetitosa.
Mucho se debe a las antiguas recetas campesinas, que han sobrevivido al paso del tiempo y se han ido perfeccionando. Entre los platos de pescado, que el lago ofrece en abundancia, la tenca al horno es de indudable mérito. Pero son sobre todo las preparaciones tradicionales de carne las que deleitan el paladar, en primer lugar el Manzo all'olio di Rovato, con su cocción lenta (no menos de 3 horas) en agua, ajo, cebolla, anchoas y aceite, servido sobre polenta caliente.
Monasterios, abadías y pueblos
Franciacorta no es sólo comida y bodegas. Se han conservado muchos tesoros arquitectónicos en la región de las colinas. Entre ellos se encuentra el Monasterio de San Pietro en Lamosa, con sus importantes pinturas, ahora sede de eventos culturales y musicales. También la Abadía Olivetana de los Santos Nicolás y Pablo VI, situada en Rodengo Saiano, uno de los complejos abaciales más artísticos del norte de Italia. Por último, el pueblo medieval de Erbusco, con su alto campanario.
Ciclismo, senderismo y marcha nórdica
Las ondulantes colinas de Franciacorta acogen a los visitantes, ofreciéndoles también rutas secundarias para descubrir el vasto territorio. La dimensión naturalista es, de hecho, un lugar ideal para la actividad deportiva, con itinerarios en bicicleta y rutas para senderismo y Marcha nórdica en la paz de los viñedos, todo muy bien mantenido.