5 emocionantes descubrimientos en el Museo de la Ciencia y la Tecnología de Milán
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En el corazón de Milán, justo encima de la antigua planta de Roma y a tiro de piedra de la Basílica de Sant'Ambrogio, no te pierdas el Museo Nacional de la Ciencia y la Tecnología Leonardo da Vinci: uno de los lugares más apreciados por los milaneses, una de las experiencias más "milanesas" y emocionantes para adultos y familias de paso.
Un camino de descubrimientos que Europa envidia
Fundado en 1953, es actualmente el mayor museo de su clase en Italia y uno de los cuatro primeros de Europa. Entre la arquitectura histórica y los trazados contemporáneos, despliega un extraordinario camino de descubrimientos accesible a todos. Con 36 exposiciones temáticas, 14 talleres interactivos, 165 recorridos didácticos, así como con exposiciones temporales, los espacios expositivos del museo se organizan en departamentos que identifican las etapas más significativas de la historia de la humanidad: Materiales, Transporte, Energía, Comunicación y, por último, Nuevas Fronteras, el espacio que explora la relación que mantenemos con la tecnología en el día a día y nos hace reflexionar sobre las grandes cuestiones éticas que plantea la investigación. Un riquísimo patrimonio expositivo en el que te recomendamos que no te pierdas 5 apasionantes descubrimientos que puedes hacer en un día de visita.
Cara a cara con Leonardo
El invitado de honor y primer descubrimiento es Leonardo da Vinci. El encuentro con el genio renacentista al que está dedicado el museo tiene lugar en las Nuevas Galerías de Leonardo: un itinerario escenográfico desde la Florencia del siglo XV recorre desde el periodo de formación del artista hasta su estancia en el Milán de los Sforza. Explorarás su capacidad de observación de la naturaleza y finalizarás sumergiéndote en una instalación inmersiva de los dibujos que hizo en sus últimos años.
En tren como en la Belle Époque
El segundo descubrimiento es el Pabellón del Ferrocarril, construido en forma de una típica estación Art Nouveau, que te permite sentirte inmerso en una atmósfera de La Vuelta al Mundo en 80 Días: a lo largo de los cuatro andenes habilitados descubrirás rarezas como la locomotora E 430 de 1900, la primera con tracción eléctrica, o la locomotora de vapor Gr 552, que tiró del famoso convoy del Correo de la India durante el tramo italiano entre los siglos XIX y XX. Luego podrás descubrir los primeros medios de transporte público urbano, el Tram Carrelli Milano 1928 y Oltrepassare, la exposición dedicada a los túneles ferroviarios.
Destino espacial
Luego prepárate para volar, porque el tercer descubrimiento te lleva al espacio, a bordo de la maqueta a tamaño real del primer Vega, un lanzador desarrollado por la Agencia Espacial Europea que mide unos 30 metros de altura y consta de cuatro fases para transportar y liberar satélites de hasta 2000 kilos.
Hablando del espacio, de allí procede una de las piezas más preciadas del museo, el cuarto descubrimiento sorprendente: un trozo de la Roca de la Buena Voluntad, recogida en 1972 por los astronautas del Apolo 17, la legendaria misión humana a la Luna, una pequeña piedra lunar de valor incalculable, donada en 1973 por el presidente estadounidense Richard Nixon a la Presidencia de la República Italiana.
Todos a bordo del Toti
Tras visitar otros tesoros, como el Macchi MC 205 Veltro, uno de los aviones más bellos y maniobrables de la Segunda Guerra Mundial, y el catamarán Luna Rossa, podrás pasar de la bóveda estrellada a las profundidades del mar en pocos metros, visitando el que quizá sea el principal atractivo del museo, el quinto descubrimiento: el submarino S-506 Enrico Toti, expuesto en los exteriores del museo. Fue el primero que se construyó en Italia después de la Segunda Guerra Mundial, con la misión de patrullar las aguas del Mediterráneo para detectar el paso de submarinos soviéticos. Hizo su último viaje en 1997 y está aquí desde 2005: comprando una entrada adicional, podrás subir a bordo para revivir las emociones de los marineros durante la navegación.
La aventura continúa
.Los descubrimientos continúan a través de los i.lab, los talleres interactivos para aprendizaje de temas CTIM (Ciencia, tecnología, Ingeniería y Matemáticas) de un modo de educación informal: desde la biotecnología hasta la alimentación, pasando por las pompas de jabón. Para los niños de entre 6 y 10 años que hayan cursado el primer año de primaria y pasen al menos una semana en la ciudad, está el campus de verano; módulos de cinco días con actividades de taller, visitas a colecciones, juegos en grupo y cuentos. Los que tengan menos tiempo pueden reservar un día en el museo con visitas animadas, talleres y juegos. Los niños más aventureros pueden pasar una noche en el museo en compañía de al menos un adulto: equipados con linterna y saco de dormir, participarán en una narración animada y en un juego de rol con haces de luz. Las aventuras continúan, pero antes debemos daros un valioso consejo: el museo no tiene cafetería ni restaurante, pero existe una zona de restauración, donde se pueden comprar alimentos y bebidas y un área de picnic donde puedes comer lo que te lleves.