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Arte y cultura
Lombardía

13 lugares ocultos para descubrir el Milán secreto

5 minutos

Más allá de los lugares comunes y más conocidos, existe un Milán secreto: puedes encontrarlo tras el portón de un palacio noble, en las calles menos transitadas, fuera del centro; o bien, ante tus ojos, oculto a la sombra de los monumentos más famosos. Descubrirlo es realmente fácil siguiendo un itinerario por lugares curiosos y plenos de misterio. 

Villa Necchi Campiglio con la primera piscina privada de Milán

villa necchi campiglio

En el Milán de entreguerras, aristócratas y burgueses se reunían para hacer fiestas en la casa de Nedda y Gigina Necchi y de Angelo Campiglio: Villa Necchi Campiglio. Hoy en día es una de las más bellas casas-museo del Milán secreto, justo en el centro del Cuadrilátero del Silencio, cerca de la estación de metro Palestro (M1).

La villa, diseñada a principios de los años 30 por Pietro Portaluppi, fue la primera vivienda de la ciudad en contar con una piscina privada, símbolo de la nueva forma de vivir el tiempo libre.

Disfrutar de un café junto a la piscina, como hacían los primeros huéspedes, en el bar, constituye una experiencia inolvidable. 

La 'Ca' de l'Oreggia' escucha todos los secretos

ca de l oreggia

Dice el refrán que las paredes oyen: en Milán es cierto. En Via Serbelloni número 10, junto a la puerta principal del Palacio Sola Busca, hay una hermosa oreja que sobresale del muro, imposible de no verla al pasar. Se trata de un interfono de bronce realizado por Adolfo Wildt en los años 30. Es uno de los primeros interfonos instalados en Milán y su forma tan particular ha dado al edificio el sobrenombre en dialecto milanés de "Ca' de l'Oreggia".

Los flamencos rosa de Villa Invernizzi, una foto inolvidable

villa invernizzi

En el mismo barrio, en Via Cappuccini nº 7, es frecuente encontrarte con un pequeño grupo de personas que se asoman entre los setos que ocultan la fachada de una villa. Es Villa Invernizzi: en su jardín privado, alrededor del estanque vive una colonia de flamencos rosa. Es una parada en el recorrido que te permite obtener una instantánea de un Milán realmente insólito.   

La Casa del Rabino: única en toda Europa

casa del rabino

Algunos la llaman "la holandesa" por el estilo de su arquitectura, que recuerda a las típicas viviendas del norte de Europa. En realidad, la casa de Via Carlo Poerio número 35 es uno de los 770 ejemplares de casa[1]  construidos de forma idéntica por la comunidad judía ortodoxa Lubavitcher en varias ciudades del mundo. La casa de Milán es la única de Europa: otro motivo para pasarte por allí a echar un vistazo a esta maravilla.

Via Lincoln, la Burano de Milán

via lincoln milano

En poco más de un kilómetro se pasa del Barrio del Silencio al Barrio del Arco Iris. Casas bajas adosadas, con pequeños balcones, palmeras y jardines privados: este es el espectáculo que te encuentras delante, con sus fachadas de colores vivos. Se trata de Via Lincoln: una calle privada de pocos metros, tan colorida que se la conoce como la "Burano milanesa". Un paseo por los alrededores, entre bares y restaurantes, te permitirá disfrutar plenamente de este lugar insólito.

Siguiendo por Corso XXII Marzo, hacia el mercado del Sufragio, se pasa ante el mural dedicado a San Ambrosio apicultor, una de las últimas obras de Street art de Milán, un homenaje a la laboriosidad y resiliencia de sus ciudadanos.

La Casa de los Omenoni: los bárbaros viven a 500 metros de la catedral

La Casa de los Omenoni: los bárbaros viven a 500 metros de la catedral

Las imponentes esculturas masculinas que representan linajes de bárbaros derrotados: suevo, cuado, adiabene, parto, sármata y marcomano pueden admirarse en la fachada de un palacio en Via degli Omenoni nº 3. Las esculturas se inspiran en las de la antigua Roma: para algunos, se asemejan a los "Prigioni (Prisioneros)" de Miguel Ángel y, de hecho, Leone Leoni, el propietario de la casa, fue el escultor de la Casa de la Moneda de Milán y un gran apasionado por el arte. Parte de su colección, que incluía también el Codex Atlanticus de Leonardo, se encuentra ahora en la Pinacoteca Ambrosiana.

La iglesia de San Bernardino alle Ossa

La iglesia de San Bernardino alle Ossa

Bajando por la Via Larga, se llega a Piazza Santo Stefano: hace falta un poco de valor para cruzar la 'Stretta dei morti', hoy Callejón de San Bernardino. Una vez atravesada la puerta de la iglesia de San Bernardino alle Ossa, desciendes al Osario, con su pequeña sala en penumbra, que tiene las paredes, las jambas y las columnas completamente cubiertas de cráneos, vértebras, fémures y cúbitos. 

Los misterios del Palacio Acerbi: ¿una presencia demoníaca?

palacio de acerbi

Al salir de San Bernardino alle Ossa, llamando a la puerta del Palazzo Acerbi, Corso di Porta Romana nº 3 (M3 - Missori), aún puedes encontrarte con el diablo. Las crónicas de 1630 cuentan que ahí vivía el mismísimo diablo, el aristócrata Ludovico Acerbi: solía viajar en un carruaje tirado por caballos negros, insistiendo en organizar fiestas y bailes, a pesar de la peste que asolaba Milán, que parecía afectar a todo el mundo excepto a él y a sus invitados.

Entre las curiosidades del Palacio Acerbi se encuentra una bala de cañón incrustada en la fachada: se remonta a las batallas de los Cinco Días de Milán, en 1848.

La columna del diablo

la columna del diablo

Ciertamente, hay otro lugar en Milán donde el diablo ha dejado su zarpa. En el exterior de la basílica de Sant'Ambrogio (M2 - Sant'Ambrogio), una columna de piedra cortada tiene dos agujeros claramente visibles: según la leyenda, fueron causados por los cuernos de Lucifer, que cayó al suelo luchando con Sant'Ambrogio. Hay quien dice que si te acercas a los agujeros se oye la llamada del infierno: olor a azufre y ruidos siniestros.

 

Casa Rossi con el patio secreto de Corso Magenta

Casa Rossi con el patio secreto de Corso Magenta

Subiendo por la Piazza Sant'Ambrogio hacia el Castello Sforzesco, en Corso Magenta se encuentra otro lugar curioso: el nombre es convencional, Casa Rossi, pero al entrar en el patio desde el número 12 te das cuenta de que estás en un lugar que no tiene nada de común. Por ejemplo, si miras desde el centro del patio interior, podrás ver cómo el edificio de cinco pisos conforma una parte del cielo que se ve con forma de un octógono perfecto. Es la foto ideal para una buena publicación en tus redes sociales.

Después, sólo tienes 10 minutos a pie para llegar a la iglesia de Santa Maria delle Grazie y La Última Cena de Leonardo da Vinci, parada no secreta pero sí obligatoria. 

¿La viña de Leonardo? ¡En el centro!

el viñedo de leonardo

Dos pasos más allá tienes otro lugar secreto: la Casa degli Atellani con la Viña de Leonardo. Tras la puerta principal del único edificio de estilo renacentista de Corso Magenta, el número 65, descubrirás una casa-museo con jardín, que hasta hace unos años era uno de los secretos mejor guardados de Milán. Visita la sala del Zodiaco, el estudio de Ettore Conti, la escalera monumental de Portaluppi y la sala de los retratos de Luini, que te permiten conocer una residencia de época sin igual. Desde las ventanas se vislumbra el jardín de las delicias, donde se encuentra la viña que Ludovico el Moro donó a Leonardo como muestra de agradecimiento por sus años de trabajo en el Ducado, replantada con motivo de la Expo 2015.

Los iglús de Milán en el barrio de Maggiolina

los iglús de milán

Cogiendo el metro, llegarás al barrio de Maggiolina (M5 Marche o Istria). Via Lepanto alberga el experimento residencial más curioso de Milán, las casas iglú diseñadas por el ingeniero Mario Cavallè. Se construyeron en la posguerra como viviendas temporales para alojar a las familias desplazadas tras los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial. En la actualidad, sólo dos de las casas conservan su diseño original, pero constituyen una visita obligada para quienes buscan lugares del Milán secreto.

 

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