La abadía de Fossanova, una joya de la arquitectura cisterciense
En el Agro Pontino se encuentra uno de los monumentos religiosos más importantes de la Edad Media, la abadía de Fossanova, el primer complejo monástico cisterciense construido en Italia. También es el lugar donde murió Santo Tomás de Aquino. A pesar de su agitada historia, compuesta por periodos de decadencia, saqueos y mal uso, la abadía ha llegado hasta nosotros relativamente intacta y hoy, en su iglesia, también gracias a su buena acústica, se acogen los conciertos del Festival Pontino de música.
Simplicidad y rigor
La abadía de Fossanova, consagrada en 1208, es el ejemplo más antiguo de complejo monástico cisterciense construido en Italia. Se encuentra en plena campaña, al sur de la ciudad de Priverno (Latina), sobre terrazas descendientes hacia el río Amaseno. Probablemente fueron monjes venidos de Claraval, en Francia, quienes sugirieron los cánones a seguir en la construcción, para que el abad se ciñera estrictamente a las reglas de la orden monástica, que, siguiendo las indicaciones de San Bernardo de Claraval, imponían un estilo austero, sin florituras y ni siquiera obras de arte que pudieran distraer a los monjes de sus obligaciones.
Fossanova es uno de los ejemplos más claros de la sencillez y la pureza de las formas que exige la espiritualidad cisterciense, que también encontramos en la cercana abadía de Casamari, en Verole (Frosinone).
Hoy podemos apreciar las sobrias líneas de la fachada de la iglesia, realizada en travertino, con su hermoso portal coronado por un gran rosetón, al igual que el interior, esencial y majestuoso, con sus elegantes bóvedas de crucería sostenidas por pilares decorados con semicolumnas colgantes.
La iglesia alberga la tumba vacía de Santo Tomás de Aquino, que murió aquí en 1274: su cuerpo fue trasladado a Toulouse a finales del siglo XIV, cuando la abadía ya había caído en desgracia.
La pieza central del complejo es el hermoso claustro, con sus pequeños arcos sostenidos por lisas columnas dobles: de los cuatro lados, tres son románicos, mientras que el cuarto, evidentemente construido posteriormente, es gótico. Alrededor del claustro se encuentran los demás edificios del complejo: el refectorio, el dormitorio, la sala capitular, una hospedería para peregrinos, la enfermería y un pequeño cementerio.
El declive de una comunidad laboriosa
Durante al menos dos siglos, Fossanova fue una comunidad laboriosa y un centro de estudio, pero ya en el siglo XV comenzó su declive al ser confiada a abades comendatarios, que apenas se preocuparon de su gestión. Las tropas de Napoleón primero la saquearon y luego la cerraron, apropiándose de gran parte de sus bienes, incluido el archivo histórico.
Más tarde, la estructura llegó a utilizar como recinto para búfalos hasta que, al ser vendida al príncipe Borghese, vio la sucesión de varias órdenes religiosas. Hoy en día la gestiona la Familia religiosa del Verbo Encarnado.
Las vicisitudes de la abadía están documentadas en el museo alojado en la hospedería, un gran edificio que recuerda a la iglesia en su forma, y que ilustra las fases de construcción del complejo y la vida cotidiana de los monjes. Una segunda sección del museo se encuentra en el municipio de Priverno, en el palacio Valeriani-Guarini.