Bobbio
La ruta comienza en la ciudad de Bobbio, a orillas del río Trebbia.
Con el tiempo, no ha perdido su carácter medieval, aunque hoy sus calles empedradas están salpicadas de enotecas, restaurantes y tiendas históricas que ofrecen agradables paradas durante un paseo.
Sigue las estrechas calles para visitarla abadía de San Colombano, uno de los centros monásticos medievales más importantes de Europa. Está dedicada al santo que la fundó llegando desde Irlanda en el siglo VII.
La basílica alberga varios hallazgos arqueológicos, entre ellos el sarcófago del santo. No te pierdas un viaje a Ponte Gobbo, o Ponte Vecchio. Su estructura de 11 arcos, según la leyenda, fue una decisión de San Colombano para engañar al mismísimo diablo.
Completa tu recorrido por el pueblo con una visita al castillo de Malaspina construido en 1300.
Fue una importante fortaleza de los güelfos durante las disputas con los gibelinos. Sube a la cima de la torre para contemplar la ciudad y el río. Si el día está despejado, también podrá ver los Apeninos al fondo.
Detente a comer para degustar embutidos locales y un plato de maccheroni bobbiesi.
Se preparan con huevos y mantequilla y utilizando una aguja de tejer, y luego se condimentan con el guiso.
Corte Brugnatella
A pocos minutos en coche de Bobbio se encuentra otro pueblo de visita obligada en Val Trebbia: es Corte Brugnatella.
Empieza por el núcleo más antiguo, Brugnello, también llamado aldea de los artistas. Se encuentra en la cima de un espolón rocoso a 464 metros de altitud. Bajo el mismo fluye el río Trebbia.
Algunas casas de piedra del pueblo son tan antiguas que datan del año 560. Las han recuperado artistas encargados de decorar las casas y las calles, tallando postigos y recuperando viejas piedras para convertirlas en asientos en los callejones. Llega hasta la iglesia para asomarte desde la terraza.
A partir de aquí el panorama del río que serpentea por el valle no tiene parangón.
Rivalta
Vuelve a tomar la carretera de Piacenza para detenerte en Rivalta, un pequeño pueblo fortificado que vigila el río Trebbia desde lo alto. Todavía conserva su trazado medieval original.
En la cima se encuentra el castillo, bien conservado y entre los más bellos de Emilia-Romaña. Presume de una larguísima historia ligada a la familia del conde Zanardi Landi, que aún vive allí. El parque que rodea la fortaleza, que forma parte del circuito de los castillos del ducado de Parma, Piacenza y Pontremoli, también es espléndido.