Rocca Meli-Lupi de Soragna
Opulenta y ostentosa, la Rocca dei principi Meli-Lupi di Soragna es la primera parada del fin de semana por los castillos del Ducado. La visita guiada ofrece un relato animado de los acontecimientos que marcaron la construcción del edificio, en el que aún vive hoy en día el príncipe Meli-Lupi.
Entre anécdotas del pasado y episodios de la actualidad, iréis pasando por los salones barrocos estucados, pintados al fresco y completamente amueblados. Todo el mundo se asombra ante tanta pompa y grandeza, especialmente las suntuosas galerías donde, si os permiten quedaros rezagados respecto al resto del grupo, puede que tengáis la suerte de ver aparecer el fantasma de Cassandra Marinoni.
El Laberinto de la Masone
Se tarda menos de un cuarto de hora en coche desde Soragna hasta llegar al Laberinto de la Masone, el mayor laberinto de cañas de bambú, en el que tendréis el honor de perderos y luego volver a encontrar el camino de vuelta. Para construirlo se utilizaron 200 000 cañas de bambú de más de 20 especies, con alturas que oscilan entre los 30 cm y los 15 metros, a lo largo de un mágico recorrido de 3 km.
No es sólo una experiencia lúdica, también constituye una verdadera metáfora sobre la vida, perfecta para vivirla junto con los niños. Al fin y al cabo, el laberinto representa realmente nuestra existencia, con esos cambios de dirección, las bifurcaciones, los pasajes inciertos y los otros más seguros que conducen hacia la salida.
En el Laberinto della Masone debéis tomaros un tiempo para embarcaros en este viaje imaginario, sin olvidar visitar el museo en el que Franco Maria Ricci, creador del proyecto, ha reunido todas las obras artísticas que ha ido coleccionando a lo largo de su vida.
Fontanellato
Es un pueblo de colores pastel y aire retro, donde aún destacan los antiguos letreros pintados en las paredes: así es Fontanellato, un pueblo de postal que resume los rasgos más característicos de la región de la Emilia.
De las tiendas emana el aroma de Culatta y Culatello, las ruedas de queso Parmigiano Reggiano que hacen la boca agua, los bares en los que los ancianos juegan a las cartas, parecen reconstrucciones cinematográficas verdaderamente auténticas. Y, en el centro, la fortaleza Rocca Sanvitale, que encarna arte e historia. Se alza literalmente en el corazón del pueblo, ocupando la plaza principal con su sólida arquitectura, y está rodeada por un foso.
La visita guiada permite sumergirse en el espíritu históricamente rico de las salas y los salones de recepción, así como admirar obras maestras únicas, como el Stendardo (estandarte) della Beata Vergine di Fontanellato.
La Rocca Sanvitale alberga también la única cámara óptica de Italia desde la que los condes observaban todo lo que ocurría en la plaza, gracias a un juego de prismas ópticos. Además, justo dentro de la residencia, Parmigianino pintó una de sus mayores obras maestras, la Sala de Diana y Acteón, encargada por Paola Gonzaga y el conde Gian Galeazzo Sanvitale.
Mantened los ojos bien abiertos, porque podríais toparos con el fantasma de Maria Costanza Sanvitale, nieta de Maria Luigia de Austria, que murió cuando sólo tenía cinco años. Los visitantes oyen a menudo pasos y una fina voz que les llama, sobre todo en la Sala del Billar y el Salón de Recepciones.
Hablando de las experiencias que se pueden vivir en la Rocca, no os perdáis los Domingos Mágicos para familias y niños, con talleres creativos y educativos: la mejor manera de terminar con imaginación un fin de semana por los Castillos del Ducado.