Piacenza, acogedora, suntuosa y emiliana, pero no demasiado
Terminal de la antigua Via Emilia y epicentro geográfico de la Llanura Padana, la ciudad de Piacenza se levanta en la orilla derecha del río Po y, debido a su ubicación en la frontera noroccidental de la región, es la capital de provincia de Emilia-Romagna menos emiliana.
Etapa obligatoria para los viajeros
A medio camino entre los Apeninos y la llanura, entre valles y ríos, Piacenza ha construido su fortuna por ser un lugar de paso: Leonardo da Vinci, que se postuló sin éxito para diseñar las puertas de bronce de su Duomo, fue uno de los primeros en comprender su papel territorial clave, definiéndola en el Códice Atlántico como “Tierra de Paso”, una etapa obligatoria para todos los que se dirigían a Milán. Un ADN que aún hoy explica la irreductible vocación de la ciudad como lugar de acogida y de hospitalidad.
En bicicleta entre pórticos y jardines secretos
La etimología del nombre latino placentia, que alude a la capacidad de placer, es un exitoso compendio del alma de la ciudad: agradable, elegante y llena de tesoros conservados con discreción. Por su lento ritmo de vida y sus pequeñas dimensiones, Piacenza es un lugar ideal para visitar a pie o en bicicleta, deambulando entre pórticos e iglesias y admirando la belleza de los patios ocultos de sus palacios señoriales.
Los caballos de los Farnesio
Así pues, ¿estás listo para empezar? El recorrido ideal de Piacenza, entre el arte y la historia, solo puede comenzar desde la popular piazza Cavalli, epicentro de la ciudad. El nombre de la plaza se debe a la presencia de la célebre pareja de monumentos ecuestres dedicados a Ranuccio y a Alejandro Farnesio, padre e hijo, en su día Duques y Señores de Parma y de Piacenza.
Realizados en el siglo XVII en estilo barroco por el escultor toscano Francesco Mochi, se recortan frente al magnífico Palazzo Comunale de ladrillo y mármol blanco, llamado “el Gótico”, y del cual se dice que hospedó a Petrarca: son el emblema de la ciudad. Si escuchas decir a los placentinos “i noss cavaj”, nuestros caballos, es a ellos a quienes aluden.
El tour ducal
El itinerario "farnesiano” se desarrolla en la visita al histórico Palacio Farnesio, sede actual de los Museos Cívicos, en cuya pinacoteca podemos admirar, entre otras obras, un Tondo de la Virgen con Niño de Botticelli. Por otra parte, el ala arqueológica conserva el famoso Hígado de Piacenza, un modelo de bronce de un hígado de oveja con inscripciones etruscas, que utilizaban los arúspices como guía para los vaticinios. El tour culmina con un recorrido por las Murallas Farnesianas que rodeaban el casco histórico en el siglo XVI.
El Duomo, entre el románico y el gótico
El verdadero atractivo de la ciudad es, sin embargo, su Duomo o Catedral: dedicado a Santa Maria Assunta y Santa Giustina, su original arquitectura es un maravilloso ejemplo que combina el románico emiliano con elementos góticos de una reforma posterior y que conserva una cúpula con frescos de Guercino.
En Piacenza también hay varias iglesias medievales para descubrir, partiendo de Sant'Antonino, patrón de la ciudad, es una etapa obligatoria para los peregrinos de la Vía Francígena hacia San Savino, de fundación paleocristiana y con suelos de mosaico, pasando por Santa Maria di Campagna, con su cúpula cubierta por frescos pintados por Pordenone. Se dice que aquí, el Papa Urbano II anunció su intención de prohibir la Primera Cruzada en Tierra Santa.
Un paseo por la muntä di rat
La visita a los museos placentinos no puede prescindir de la Galería Alberoni, que conserva el Ecce Homo de Antonello da Messina y de la Galería de Arte Moderno Ricci Oddi, con sus obras de los siglos XIX y XX. Los lugares más emblemáticos para visitar antes de partir son el Teatro Municipal, cuyo fachada fue reelaborada por Alessandro Sanquirico inspirándose en la Scala de Milán, y la escalinata que conecta Via Mazzini con Via San Bartolomeo y que aquí todos llaman la muntä di rat. El apelativo se debe a que, durante las inundaciones del Po, la leyenda dice que los ratones la utilizaban para escapar del agua.
Entre colinas y pueblos medievales: a la caza de delicias y set de rodaje películas de Bellocchio
El paisaje circundante te reserva otras maravillas, entre los valles de renombre de las colinas placentinas: Val Trebbia, Val Nure, Val Tidone y Val d’Arda, por nombrar a los más famosos, con sus rutas panorámicas y sus delicias enogastronómicas. También hay pueblos y castillos medievales como Castell’Arquato, Grazzano Visconti, Gropparello y Rivalta. A los cinéfilos les recomendamos una parada en Bobbio, un encantador pueblo del Val Trebbia y lugar de rodaje de numerosas películas de Marco Bellocchio, que fundó aquí su Escuela de Cine y un Festival dedicado al Séptimo Arte.
A los amantes de los deportes al aire libre les sugerimos probar, a pie o en bicicleta, algunas etapas de la Vía Francígena, la antigua ruta de peregrinación que desde el norte de Europa conducía a Roma y, desde allí, a Tierra Santa.