Caserta Vecchia

Antes de que en 1752 el rey Carlos de Borbón eligiera la llanura de Caserta como su residencia principal, el pueblo de Casertavecchia contaba con una pequeña comunidad de residentes, aislada de las principales ciudades de Campania. Encaramada en la ladera del monte Virgo, que ofrece unas vistas panorámicas espléndidas de los alrededores, Casertavecchia fue feudo de varias familias aristocráticas en la Edad Media y el Renacimiento, y posteriormente pasó a formar parte de las posesiones de la dinastía borbónica durante el siglo XVIII.

Desde entonces, la historia ha hecho que la original Casa Irta, primer topónimo de la actual Casertavecchia, se haya convertido en un barrio periférico de la gran ciudad, especialmente apreciado por su catedral, un espléndido ejemplo de arquitectura medieval. Podrás visitar Casertavecchia a pie, siguiendo sus empinadas callejuelas, prestando la debida atención a sus antiguos palacios nobiliarios, como la Casa Pisano y la Casa Ferraiuolo, y sobre todo a la catedral dedicada a San Miguel, verdadero protagonista cultural del pueblo. Antes de continuar el viaje, no puede faltar un paseo por las ruinas del castillo de Casertavecchia, situado al este del centro histórico.