Fucecchio

Todos los caminos llevan a Roma, pero puede que antes pasen por Fucecchio. Con toda seguridad, por Fucecchio pasan dos grandes vías romeas: la via Francigena y el tramo toscoemiliano de la Romea Strata, conocido como Romea Nonantolana Longobarda. Es más, aquí ambas rutas de peregrinaje se unen porque precisamente a esta altura la Romea Strata se une a la Francigena. A partir del siglo X, cuando el pueblo tomó forma, sus posadas y sus iglesias fueron testigos del encuentro entre los peregrinos que venían de regiones de Europa muy lejanas entre sí, unidos por el deseo de rezar en Roma ante las tumbas de san Pedro y san Pablo.

Poco queda de aquellos tiempos lejanos. El legado medieval más evidente está representado por las torres de la fortaleza que erigieron los florentinos en 1323 sobre el castillo más antiguo de Salamarzana, mientras que la colegiata de San Juan Bautista, surgida a principios del siglo XII, se reconstruyó en el siglo XVIII y, en la actualidad, presenta unos interiores neoclásicos. A cien metros, el palacio de la Volta, del siglo XVI, es la sede de la Fundación Montanelli-Bassi y conserva recuerdos del periodista Indro Montanelli (1909-2001), originario de Fucecchio. Muy cerca, en Piazza Vittorio Veneto, se encuentra también el palacio Corsini, sede del Museo de Fucecchio: en su interior se encuentran una pinacoteca de arte sacro, una sección arqueológica y otra... ornitológica.

La razón es simple: estamos en el pueblo del «padule» de Fucecchio, la mayor zona húmeda interior de Italia, con unas 2000 hectáreas, que se extiende entre las provincias de Florencia, Prato, Pistoia, Lucca y Pisa. Un paraíso para los observadores de aves.