El Teatro Regio de Turín: tesoro saboyardo de diseño vanguardista
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Fue el rey Carlos Manuel III de Saboya quien impulsó la construcción del Teatro Regio de Turín. Muy diferente de las suntuosas y grandilocuentes formas rococó del edificio original, el Teatro Regio se ha convertido en la actualidad en un símbolo de la arquitectura moderna del siglo XX. Completamente renovado por el arquitecto Carlo Mollino, después de que un incendio en 1936 redujera el edificio a cenizas, el teatro es actualmente el marco de un rico y variado cartel.
Una orquesta de gran prestigio
Símbolo de Turín y uno de los teatros más famosos de Europa, el Teatro Regio acoge cada año una temporada de ópera y de ballet de gran relevancia.
La Orquesta del Teatro Regio de Turín es el buque insignia de la institución turinesa y fue fundada a finales del siglo XIX por Arturo Toscanini, que dirigió una larga serie de conciertos y de óperas históricas, incluido el estreno italiano del Crepúsculo de los dioses de Wagner y La bohème de Puccini.
Un legado importante, al que la Orquesta rinde homenaje con viajes por todo el mundo, desde Japón a los Estados Unidos, y con una intensa actividad discográfica y de producción de vídeo.
Desde sus orígenes hasta hoy en día
En la actualidad, del edificio original, mandado construir por el rey Carlos Manuel III de Saboya y obra del arquitecto Benedetto Alfieri, solo queda la fachada: solemne y austera como la ciudad, de ladrillo rojo y dominada por tímpanos semicirculares y triangulares.
En cambio, de la estructura del siglo XVIII no queda nada. La estructura tenía una platea y 5 pisos de palcos, alcanzando una capacidad fuera de lo común de 2500 asientos, si bien todo fue destruido en un terrible incendio.
Al incendio siguieron décadas de inacción antes de la reconstrucción iniciada en 1967 bajo la dirección de Carlo Mollino, que rediseñó el teatro separándose totalmente del original.
Refundado e inaugurado en 1973, hoy en día, el Teatro Regio de Turín luce una estética moderna, solemne y funcional al mismo tiempo, de interés no solo para los amantes de la lírica sino también para los apasionados de la arquitectura.
El edificio te recibe con una serie de 12 portales de cristal, cuya planta recuerda a la caja de un violonchelo. Al entrar en el amplio y luminoso vestíbulo, caminarás por pasarelas aéreas.
La platea recuerda a una ostra semiabierta y la araña que la domina no es un antiguo candelabro, sino una composición de 1762 tubos delgados de aluminio y de 1900 tallos de perspex reflectante.
Una vez en el interior, tendrás la impresión de encontrarte en una modernísima cueva sonora llena de estalactitas. Y, entre un acto y acto, podrás tomar algo en los dos bares presentes en la estructura de líneas sinuosas y perfectamente simétricas.
Si no has podido comprar entradas o si vas a estar muy poco tiempo en Turín, reserva por lo menos una visita guiada por el interior del Teatro Regio, que también incluye dos pasos por los laboratorios, la sastrería, la cúpula y el escenario.
Y, si tienes suerte, te encontrarás en medio de los ensayos de los espectáculos.
Piazza Castello, un concentrado de monumentos históricos
El Teatro Regio se alza en la Piazza Castello, el corazón del centro histórico de Turín y parte del sitio Patrimonio de la Humanidad Residencias de la casa real de Saboya desde 1997, y de la que se ramifican las 4 calles principales de la ciudad.
La plaza es una inmensa “ágora” cuadrada delimitada por pórticos, donde es un placer pasear rodeados de edificios históricos: Palacio Madama y Casaforte degli Acaja, la Armería Real, los palacios señoriales, uno de los cuales es sede de la Región del Piamonte, la Real Iglesia de San Lorenzo, la Galería Subalpina y la Torre Littoria. En unos pocos pasos también puedes llegar a la Piazzetta Reale y al Palacio Real, así como a la Piazza San Giovanni con la Catedral.