En Grizzana Morandi, entre un castillo esotérico y la vida de un famoso pintor
En una espléndida posición panorámica en los Apeninos boloñeses, Grizzana Morandi ofrece una magnífica vista de los valles de Setta y Reno. Está situado justo en una cresta que domina los alrededores y ofrece una verdadera inmersión en la verde campiña boloñesa.
Es el lugar perfecto si te gusta la paz del campo para combinar las visitas culturales, desde misteriosos castillos llenos de símbolos hasta el descubrimiento de un pintor boloñés considerado entre los mejores de la década de 1900.
Casa del pintor Giorgio Morandi
Giorgio Morandi permaneció en Grizzana durante mucho tiempo, hasta el punto que desde 1985, en homenaje al pintor boloñés, la ciudad ha cambiado su topónimo añadiendo su apellido. Se trata, pues, de una parada imprescindible para quien desea seguir los pasos del artista y descubrir las obras de uno de los protagonistas indiscutibles del arte del siglo XX, conocido no solo como pintor sino también como refinado grabador.
Giorgio Morandi solía pasar los veranos en una casa a la entrada del pueblo, a la que ahora se puede acceder mediante una visita guiada previa reserva. A poca distancia se encuentran los graneros de Campiaro, un ejemplo de arquitectura rural y que ahora alberga el centro de documentación Giorgio Morandi. También conservan el archivo del conde Cesare Mattei.
La Rocchetta Mattei
El conde Cesare Matei es también responsable de la construcción del castillo conocido como Rocchetta Mattei.
Se construyó en el siglo XIX sobre las ruinas de una previa fortaleza, la Rocca de Savignano. Con el tiempo ha sufrido varias transformaciones y hoy se considera un raro ejemplo de arquitectura esotérica.
Recorrer su laberinto de escaleras, torres, habitaciones y cámaras privadas es un fascinante paseo por el misterio y la maravilla. Los estilos van desde el neomedieval hasta el neorrenacentista, pasando por el art nouveau, con trazas de morisco.
Alrededor de Grizzana Morandi
Explorando los alrededores de Grizzana Morandi, merece la pena que te detengas en la iglesia de Santa María Assunta de Riola, diseñada en 1966 por el arquitecto finlandés Alvar Alto. Está situado muy cerca del río Reno.
En Vimignano, en cambio, se encuentra el pueblo medieval La Scola, uno de los mejor conservados de los Apeninos boloñeses. Cobra vida especialmente en verano gracias a un rico calendario de eventos culturales.
Un paseo por Tudiano
A pocos kilómetros, en la orilla izquierda del río Setta, se encuentra Tudiano. Aquí no puedes dejar de visitar una casa fortificada del año 1400 decorada con los símbolos de los maestros comacini, el gremio de los albañiles y yeseros.
También merece la pena que pasees por el oratorio de San Lorenzo, que data del siglo XII. Es una pequeña iglesia rural enclavada en la verde campiña, un lugar de profunda paz.