La Bolonia de las aguas
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Hoy queremos revelar un aspecto menos conocido de Bolonia, el de su relación con el agua, que, a lo largo de los siglos, ha sido indispensable para el desarrollo económico de la ciudad. En la Edad Media, de hecho, se construyó una red de canales artificiales para alimentar la gran cantidad de molinos, curtidurías e hiladoras de la ciudad. La disponibilidad inmediata de agua también contribuyó al desarrollo de la artesanía manufacturera local, por lo que Bolonia se convirtió en el principal centro textil de Italia.
Hoy en día, la mayoría de los canales están enterrados, pero es posible encontrar numerosos lugares que nos permiten revivir la «la Bolonia de las aguas».
Via Oberdan y Via Piella
Sal desde Piazza Nettuno y recorre las callejuelas del centro hasta llegar a Via Oberdan, donde discurre el canal de las Moline, llamado así por los 15 grandes molinos de trigo que en el siglo XV se impulsaban con su caudal. En el lado derecho de la calle podrás admirar las casas pertenecientes a los molineros, un raro ejemplo de construcción popular del siglo XVI. En la cercana Via Piella se encuentra uno de los rincones más pintorescos de la ciudad: estamos hablando de la famosa Finestrella (Ventanita), desde la que se puede disfrutar de una espléndida vista de las aguas del canal mientras fluyen entre los edificios.
Via Riva di Reno
Continuando con el paseo hacia el oeste, llegarás a Via Riva di Reno, en cuyo número 72 encontrarás la antigua Manifattura Tabacchi (Fábrica de Tabacos), hoy sede de la Cineteca de Bolonia, un majestuoso edificio de estilo modernista. Un poco más adelante, en el centro de la calle, todavía se pueden ver algunos «peines mecánicos» que se utilizaban para capturar los desechos transportados por la corriente.
Il Cavaticcio
En los alrededores, no te pierdas la parada del parque del Cavaticcio y el edificio de la Salara, construido a finales del siglo XVIII y reformado entre 1991 y 1995, utilizado como depósito para la sal procedente de Cervia.
La Grada
El recorrido por la Bolonia de las aguas continúa en Via della Grada, que debe su nombre a la imponente reja que marca el punto de entrada del canal de Reno a la ciudad. La «grada» se construyó en el siglo XIV para evitar la acumulación de cualquier residuo que pudiera dañar las ruedas hidráulicas presentes en el interior de las murallas. De hecho, las aguas del canal se utilizaban para transportar los troncos que llegaban desde los Apeninos hasta los aserraderos de la ciudad.